Aquí no juegan nóminas, ni líderes divisionales, ni historia, ni popularidad, en la postemporada todo eso no sirve, aquí es un renacer de la temporada y hay equipos que adoptan otra personalidad como Dr Jeckyll y Mr Hyde. Este año los Padres de San Diego son ese equipo, el equipo de Bob Melvin no es ni la sombra de ese equipo que cerró la temporada regular con 7 derrotas en sus últimos 13 juegos y que en algún punto se vio comprometido su pase a playoffs. Los Padres lograron el pase solo para saber que enfrentarían a Max Scherzer, Jacob deGrom y compañía, pero los Mets no se enfrentaron a los Padres de la temporada regular, se enfrentaron a uno de esos equipos que cuando juegan en octubre son bendecidos y cobijados por los dioses del béisbol.
Eliminar a los Mets con sus 101 victorias, para luego venir a eliminar a los Dodgers con sus 111 victorias, puede ser el estimulante perfecto para los Padres y no parar hasta lograr el primer anillo en su historia.
Puedes ver la serie contra los Dodgers de dos formas, pensar que los Dodgers se cayeron como pasa muy seguido en playoffs o simplemente darle el crédito a los Padres que se merecen. Los abridores de San Diego supieron salir de las situaciones difíciles, su bullpen estuvo como pocos se han visto en la historia de la postemporada, pareciera que vimos a un Mariano Rivera en cada uno de ellos lanzando en esta serie, sus bats batearon a la hora cero, Soto respondió a la hora buena, los bats más apagados durante la temporada regular despertaron, vaya, hasta lo que marca el librito se les dio a los Padres, no había forma de que perdieran esta serie luego de su victoria en el juego 2 en Los Angeles.
Así es, el beisbol de grandes ligas.
Por mucho, Padres no es la nómina más alta de grandes ligas, pero jugaron más con el corazón que su enorme nómina, la segunda más alta del circuito y eso fue suficiente para eliminar primero a los Mets de Nueva York y ahora a los orgullosos Dodgers, el equipo que más ganó en la temporada regular, pero que hizo agua frente a unos hambrientos Padres. Hambrientos de victoria y de reconocimiento, el cual ya tienen, pase lo que pase en su serie de Liga ante los Filis de Filadelfia.