El mánager que buscará su primer título de Serie Mundial como timonel de los Astros de Houston, a partir del viernes en la Serie Mundial ante los Filis de Filadelfia, tiene grandes recuerdos de la Liga Mexicana del Pacífico, cuando jugó con los Yaquis de Ciudad Obregón.
Pero muy especialmente guarda gratos recuerdos del parque “Abelardo L. Rodríguez”, cuando aquel cuatro de enero de 1971, Vicente “Huevo” Romo lanzó el primer juego perfecto en la historia del beisbol mexicano, pues se desempeñó en ese partido en el jardín central.
Aprendí a hablar español en Ciudad Obregón, tuve que hacerlo o no comía, pues no me sabía dirigir a nadie, dice un sonriente Dusty Baker, quien dice que el español le facilitó las cosas como mánager en grandes ligas, por el intenso número de peloteros latinos que están con los Astros y en general en todas las franquicias de grandes ligas.
A Dusty Baker se le ha escuchado haciendo entrevistas en español. Hace unos años, fue lo mismo con Alex Bregman, quien sigue hablando habitualmente con sus compañeros latinoamericanos en el idioma castellano, como lo ha hecho desde sus tiempos En Liga Menor.
Con la enorme presencia latinoamericana en el beisbol profesional, el acercamiento de culturas—incluyendo el importantísimo elemento del idioma—ha ido incrementando año tras año. Los Astros, que se prepara para disputar su segunda Serie Mundial seguida bajo el mando de Baker, son un buen ejemplo de ello, con representaciones de los Estados Unidos, Venezuela, Cuba, la República Dominicana, Puerto Rico, México y hasta Honduras.
“Creo que manejar (a jugadores de) diferentes culturas es probablemente una de las cosas más fáciles para mí, porque he vivido en varias culturas en mi vida”, expresó Baker.
Baker, de 73 años, participó en pelota invernal en sus tiempos como jugador activo en Puerto Rico, Venezuela y México.
Cuando hizo servicio militar conoció muchas partes del mundo también.
“He estado en casi cada cultura que podrías imaginarte”, afirmó el mánager.
Baker jugó un total de 19 años en Grandes Ligas de 1968 a 1986, participando en tres Series Mundiales y ganando un anillo de campeón con los Dodgers en 1981.
Ese año, no solo fue testigo de la “Fernandomanía” con el mexicano Fernando Valenzuela, sino también vio la coronación del dominicano Pedro Guerrero como formidable bateador a nivel de las Mayores como co-JMV del Clásico de Otoño.
Y claro, en aquellos años en Los Ángeles, jugó para un mánager Salón de la Fama, Tom Lasorda, quien se comunicaba con cierta facilidad en español con sus pupilos latinoamericanos debido a sus múltiples inviernos dirigiendo equipos en la Liga Dominicana de invierno.
“Creo que le convendría a la mayoría de la gente aprender a hablar español, debido a la cantidad de gente de habla hispana que tenemos en el beisbol”, comentó Baker.
Los Astros de Baker, quien asumió las riendas del equipo en el 2020, presentan una variedad de estilos y formas de expresarse.
“Tenemos algunas personalidades”, dijo Baker con una risa.
“Me hacen reír mucho y son un grupo divertido. Los (estadounidenses) no se quejan cuando está sonando una salsa o un merengue.
Y los latinos tampoco se quejan si hay rap. Este es un gran grupo de muchachos.
Todo eso sirve de escenario para lo más importante: Ganar juegos, algo que ha hecho Houston más que cualquier otro equipo de la Liga Americana en los últimos dos años.
“Estos muchachos disfrutan venir al trabajo y disfrutan estar uno con el otro y apoyarse”, afirmó Baker. “Son bien serios cuando se trata de su trabajo. Tienes que mezclar algo de humor y risa en el lugar de trabajo.
“Muchas veces he escuchado, en el mundo moderno, que la química no es lo más importante. Pero creo que eso te puede ayudar en los tiempos difíciles. No es tan importante en los buenos tiempos, pero es muy, muy importante durante los tiempos difíciles y todo equipo va a tener tiempos difíciles”.
Esa química se ve a diario en los Astros, un equipo que ahora trata de brindarle a Baker su primer título de Serie Mundial como mánager, con personalidades y culturas sumamente diversas.
“Creo que lo que hace rodar el mundo es aceptar a la gente, sin tratar de cambiarla”, dijo Baker. “Eso es lo que hacer rodar el mundo, que aceptemos la cultura uno al otro y tratemos a una persona por quién es, no por su lugar de origen”.
De los Yaquis de Ciudad Obregón se impulsó a las Ligas Mayores con los Dodgers, donde fue campeón en 1981, al lado del gran Fernando Valenzuela, de quien guarda gratos recuerdos, por las grandes temporadas que tuvo con los angelinos, teniendo ambos su anillo de campeones en 1981.
Recuerda que llegó junto con Darrel Thomas con los Yaquis y Thomas tuvo su última actuación en este circuito por segunda ocasión, con los Ostioneros de Guaymas de Ramón Ramírez Quiroz, entonces propietario de la franquicia casera y el moreno recién desempacado de Grandes Ligas.
Esos son los buenos momentos que recuerda Dusty Baker, de la gran afición de la Liga Mexicana del Pacífico y, sobre todo, de los Yaquis de Ciudad Obregón, con quienes conoció parte de la gran cultura de nuestro país.
Ahora, es otra etapa de mi vida, todo lo que sé lo aprendí en la Liga Mexicana del Pacífico, de equipo subí directamente a Grandes Ligas, por lo que cuando tengo tiempo, platicó mucho con aficionados mexicanos y siento un gran gusto al recordar los tacos de carne asada que vendían afuera del estadio, también enfrente de la central de autobuses y el pollo asado en el centro de la ciudad.
Son cosas que no se olvidan y que son parte de mi vida como pelotero y como mánager, pues dejó hacer lo que saben a los muchachos y esa ha sido la gran fórmula para haber llegado hasta aquí, dice el pelotero que, en aquel juego perfecto de Vicente Romo, se dio el lujo de conectar dos imparables.
Destacó que otra de sus pasiones, era ir a pescar a la presa del Oviáchic, en compañía de directivos o simples aficionados con los que hizo una buena amistad.