Una confusión por parte de un empleado ocasionó que un cliente estuviera a punto de ser detenido, ya que por su vestimenta lo juzgaron como ladrón y por poco estuvo a punto de ser detenido.
El cliente confundido dijo llamarse Arturo, de 35 años, sin domicilio fijo en la ciudad, originario de Cuernavaca y tenía unas horas de haber llegado en tren procedente de Tepic.
Hizo saber que después de caminar por buen rato llegó a la tienda y solicitó dinero a los automovilistas logrando juntar treinta pesos, por ello se introdujo para agarrar paquetes de galletas y un refresco.
Cuando se trasladaba a la caja fue abordado por un empleado y le dijo que entregara lo que llevaba, al decirle que lo pagaría se abalanzó para quitárselo, por lo que accedió a entregar dos paquetes de galletas y el refresco.
Al darse cuenta la encargada del negocio de lo que estaba sucediendo solicitó una explicación al empleado, escuchando también a la persona de calle que le decía no lo reportara a la Policía, ya que entró para comprar lo que llevaba porque tenía hambre.
Una vez que escuchó lo anterior solicitó a los guardianes del orden que no detuvieran a la persona, ya que no salió con los productos, en el entendido de que se retirara del lugar.