Se referían a Luis Jacobo, que recientemente llegó de Mazatlán, Sinaloa, a visitar a unos familiares, pero al pasar unos días su hija empezó a recibir mensajes, lo cual hizo del conocimiento a sus progenitores.
Ignorando de momento de quién se trataba empezaron a investigar, logrando enterarse, por medio de un familiar del presunto infractor de la ley, que ese número telefónico era el que traía.
Posteriormente, se enteraron que un amigo de la menor le proporcionó el número al sujeto, por lo que los afectados acudieron a su casa y manifestó que se le hizo fácil dárselo al visitante, sin imaginar lo que haría.
A la vez se disculpó por lo que estaba sucediendo, y se comprometió hablar con el presunto responsable para solicitarle que dejara de molestar a la menor, o de lo contrario lo denunciaría a las autoridades policíacas.
Por su parte, los guardianes del orden atendieron la petición que les hicieron, por lo que acudieron a la vivienda del infractor de la ley, y en ese momento se enteraron que por la noche se había retirado a su lugar de origen.
Con la finalidad de que haya una evidencia, solicitaron a los padres de la afectada que acudieran al Departamento de Barandilla para que asentaran denuncia y en caso de continuar enviado mensajes a la menor se proceda conforme a derecho.