Faustino Olmos de la Cruz, Cronista Municipal Vitalicio de Guaymas, donó dicha colección, curada por los amigos asiduos al “café con sabor a historia”. Durante las sesiones realizadas el 23 y 29 de junio de 2022, entre café, pan dulce y franca camaradería, las imágenes proyectadas sobre la pared de la Sala PCH (Para Compartir Historias), se acuerparon del conocimiento de quienes testimoniaron los acontecimientos sucedidos entre los años 1965 y 1970, justo cuando fueron tomadas las fotografías en Empalme.
Entre suspiros brota la referencia sobre los sitios expuestos. “Éramos pueblo”, alguien aseguró. Y sí, éramos pueblo que florecía, la ciudad jardín asomaba los frutos, para muestra los cimientos del mercado y los trazos para la construcción de la primaria Valentín Gómez Farías, o la tranquilidad que reflejan las gráficas nocturnas. “Éramos pueblo”.
La muestra adquiere mayor relevancia cuando nos enteramos que la caja que contenía las más de 800 diapositivas estuvo a punto de arrojarse a la basura. Por fortuna hubo en ese momento un ciudadano comprometido con la historia que confió la colección a Faustino Olmos. Afortunadamente contamos con los respetables amigos del Museo Ferrocarrilero, quienes comparten hoy el ayer para la relevancia del mañana.
A un servidor le tocó realizar la parte fascinante de la curaduría, comprendida en interpretar y valorar los materiales, además de prospectar el vínculo entre el espectador y la exposición que enmarca 19 fotografías descriptivas de edificios, calles y acontecimientos, como el trazado de una línea blanca para jugar softbol al lado del edificio del Club “Carp 22”, que sucumbió en 1970. Actualmente en dicho terreno se encuentra el edificio del Colegio de Bachilleres del Estado de Sonora plantel Empalme. Otra gráfica nos ubica frente a la barda del Panteón Municipal, que, al carecer de nombre oficial, los empalmenses lo identifican como “el último viaje”, “el no retorno”, “el corte de piedra”, “la última morada”. Desgraciadamente las tumbas de los chinos desaparecieron para dar paso a las calles al interior del campo santo.
También apreciamos la señalización para la construcción de la escuela primaria Valentín Gómez Farías, teniendo de fondo las casas de ladrillo con amplios patios, cercos de píquetes de madera y árboles frondosos.
Entre los años 1965-1970, la Unidad Deportiva apenas comprendía tres canchas para la práctica de basquetbol demandado por la juventud de esa época. ¿Recuerda al espacio conocido como “Venecia”?, el área donde lavaban locomotoras, cargaban el diésel y echaban grasa a las locomotoras en lo que fueron los Talleres Generales del Ferrocarril. Gracias a que Faustino Olmos de la Cruz, se interna en lo que fueron los talleres justo unos días después del cierre definitivo, podemos añorar ante una de las fotografías, el recuerdo de la filomena, la tierra impregnada por el aceite de los cientos de coches enfilados, en lo que fue uno de los centros ferrocarrileros más importantes de México.
La exposición “Éramos pueblo”, nos sitúa en la llanura de la Unidad Deportiva, teniendo como fiel testigo al “cerrito colorado”, permitiéndonos conocer la calle Reforma de noche, justo entre la calle Morelos y callejón Matamoros, una calle amplia sin pavimentación ni banquetas, iluminada en su totalidad. Lo invitamos a recorrer la exposición para que identifique los comercios de la época, así como la construcción del Mercado Municipal, que incluye los locales, tales como “la Cooperativa”, “la botica de Dios” y la Presidencia Municipal, bajo la sombra de los pinos de la calle Niños Héroes, ¿sabe dónde está uno de esos pinos?
La práctica de los bomberos, la construcción de la estación ferrocarrilera situada en el kilómetro 2, el traslado de la Locomotora de Vapor No.70 por la avenida Reforma, la vida en el Cochórit, la quietud de la calle Hidalgo sin banquetas ni camellón, el autovía, entre otras fotografías, las puede admirar en el Museo Ferrocarrilero (calle Niños Héroes y Héroe de Nacozari, colonia Moderna), de lunes a viernes, de 09:00 a 15:00hrs; ya verá que entre tanto recuerdo nostálgicamente declaramos ¡Éramos pueblo!