"¡Échenle copal al santo, aunque le jumeen las barbas!". Declara que quienes emprenden una acción deben aplicarse por entero para llevarla a cabo. "Con tiento, santos varones, que el Cristo está apolillado". Es la contraparte del anterior. Aconseja prudencia a fin de no incurrir en precipitación. El refranero mexicano es pródigo en referencias religiosas. Desde luego, esos decires ya no se usan, y son sólo curiosidad de memoriosos. Hay una jaculatoria, sin embargo, que la gente sigue empleando para pedir que sus labios sean sellados ante el riesgo de decir alguna majadería. Esa frase es: "¡San Ramón, ponme un tapón!". El santo a quien se pide el inusual milagro del silencio es San Ramón Nonato. Se le llama así porque no nació en modo natural, sino por cesárea. Su atributo más conocido es el candado con que los moros le cerraron la boca para que ya no predicara. Por eso, por el tal candado, le imploran a San Ramón los que quieren o deben guardar silencio. A él se debería encomendar López Obrador antes de empezar cada día su comparecencia mañanera, a fin de que el santo le sellara los labios antes de decir algún despropósito o dislate. El más reciente -no el último desde luego- fue el que dijo cuando se metió a crítico literario y declaró que las novelas de Vargas Llosa son aburridas, y que su lectura sirve de eficaz hipnótico o papaveráceo para conciliar el sueño. Tal afirmación de AMLO mueve a risa, y seguramente ha sido ya causa de comentarios burlones en muchas partes. Poca o ninguna capacidad tiene el tabasqueño para opinar sobre cosas de letras, pues las tiene escasas, según se advierte en su paupérrima forma de expresarse. Hay quienes dicen que ha escrito más libros que los que ha leído. Es muy probable que así sea. Vargas Llosa, Premio Nobel de Letras, es un extraordinario novelista. Decir eso es obviedad. Sus obras figuran entre lo mejor de la literatura iberoamericana contemporánea. Si López busca un ejemplo de aburrimiento podrá hallarlo en sus cotidianas peroratas matutinas, dichas con lentitud que cansa y con deficiencias de expresión que apenan. Otra vez AMLO expone la investidura presidencial a la irrisión de las naciones civilizadas, y de ese modo causa daño a México, pues lo avergüenza ante los observadores extranjeros. Elevo en este punto un ruego al pío varón que en España vistió el benéfico hábito de los mercedarios y le pido con devoción profunda. "¡San Ramón, ponle un tapón!". La señora Claus recibió con gesto agrio a Santa y le dijo exasperada: ¡Y no me vengas otra vez con el cuento de que llegas a esta hora porque andabas repartiéndoles juguetes a los niños!". Con igual acrimonia fue recibido Rudolph, el Reno de la Nariz Roja, por su enfurecida consorte. Le preguntó ésta hecha un basilisco: "¿Ahora dónde metiste la nariz, idiota?"... Comentaba una señora: "-Mi marido es antropólogo: conoce todos los antros de la ciudad"... Le cuenta Rosibel a Susiflor: "-Fui a un baile de nudistas. Las cosas estaban muy agitadas"... En un rancho de Texas un indocumentado mexicano le dice a otro: "-Me pregunto dónde meará mi
mamá". Responde el otro: "-Supongo que en el baño, como todo el mundo".
"-¡No, indejo! -se indigna el otro-. Me pregunto dónde pensará mi mamá que
estoy". FIN.
MIRADOR
Por Armando FUENTES AGUIRRE.
¡Cuán pronto se fue la Nochebuena!
¡Qué aprisa pasó la Navidad!
La esperanza dura más que lo esperado. En el mejor de los casos la ilusión se vuelve con rapidez recuerdo; en el peor se hace prontamente decepción.
Viene ahora el Año Nuevo, el nuevo año. Otra vez será la reunión con la familia, con los amigos, o con alguna desconocida gente que el vino y el forzado gozo transformarán en efímeros abrazos.
También eso se irá, y se irá igualmente la rosca de Reyes y el dos de la Candelaria. ¿Habrá acaso algo que no se vaya?
Sí lo hay. Es la fe. Nos volverá a convocar y otra vez atenderemos su llamado. Ella nos hace creer aun en la incredulidad; nos ayuda a esperar aun en la desesperación; nos lleva a amar aun en la certidumbre de que nuestro amor no será correspondido.
Esperemos.
Creamos.
Amemos.
Y la Nochebuena y la Navidad regresarán.
¡Hasta mañana!...
MANGANITAS
Por AFA.
". La Navidad más cara en 21 años.".
No quiero ser imprudente,
ni menos aún pesimista,
pero debo ser realista:
espérense a la siguiente.