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EL DEDO
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20 Abril 2022 Escrito por  Karla Montaño B.

EL DEDO

El famoso puente metropolitano dio todo de sí en menos de un año.

Para dimensionar el grado del robo infame en esa obra basta recordar el ejercicio de cien millones de pesos, sí, cien millones de pesos aplicados en dos etapas entre el 2016 y el 2021 en un ambicioso proyecto que suponía la modernización de la transitada vialidad que conecta Empalme con Guaymas.

Primero se ejercieron 40 millones de pesos en recarpeteo y no fue suficiente por fallas técnicas que se corrigieron según los contratistas, con diez millones de pesos más.

Algo pasó con las constructoras que fue necesaria la participación de otras empresas en la etapa final de los trabajos con 50 millones de pesos más provenientes de las partidas del fondo metropolitano en dos ejercicios fiscales.

Apenas a mediados del año pasado, la obra fue entregada sin la misma promoción gubernamental que cuando empezaron los trabajos y no es para menos, apenas había pasado un mes cuando apareció la primera grieta como evidencia de lo que se señaló durante todo el proceso de recarpeteo: la calidad de los trabajos es pésima.

En la actualidad hay carriles que ya registran hundimiento, baches y desprendimiento de asfalto, fallas de las que nadie se hace responsable porque los que hicieron la obra ya se fueron y el actual gobierno trabaja en otros proyectos dejando a Guaymas y a Empalme defraudados otra vez.

¿Qué sigue? Para empezar, alguien debe hacer valer garantías que todavía están vigentes para que las empresas constructoras reparen los daños en la carpeta.

Luego tendría que venir la rendición de cuentas a través de la Secretaría de la Función Pública y la Contraloría General del Estado de Sonora porque está claro que hubo irregularidades en la aplicación del recurso y hasta ahora nadie ha pagado por eso.

Si las autoridades aplican la Ley pudiera haber esperanza de tener una obra digna como lo prometieron los gobiernos anteriores, pero si no, el proyecto del puente metropolitano va a pasar a la historia como un caso más de corrupción sin castigo ni consecuencias.