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EL DEDO
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03 Mayo 2022 Escrito por  EL DEDO

EL DEDO

Decían que los grupos de poder se acabaron y que el cambio había llegado en la corporación policíaca municipal y bastó un influyente para demostrar lo contrario. Francisco Javier, conocido como “Tyson”, es un próspero empresario que en algún momento formó parte de las filas policiales y ahora es dueño de varios negocios, desde chatarreras, compañías de seguridad privada, de uniformes y otros giros

en los que se ha acercado al poder como para medir fuerzas y salir airoso en problemas con la Ley. El domingo en la madrugada, chocó una patrulla y quiso huir, fue detenido y liberado en un caso de corrupción que pretendió ocultarse por elementos de seguridad pública y personal de la Marina involucrados en la persecución por la carretera Internacional. Al conductor lo trataron con privilegios, no fue certificado, tampoco presentado a la Fiscalía sonorense como se hace con cualquier conductor que infringe la Ley y aparte reta al gobierno en una peliculesca huida. Pero el empresario no es un simple mortal, él es influyente, sabe de las formas para controlar a agentes preventivos que olvidan su función y se corrompen, conoce las debilidades del sistema y las aprovecha, dejando al descubierto que por mucho que se presuma una transformación, al menos a la Policia Municipal la honestidad no han llegado. Hubo cambios de mandos medios, de estructura y las malas prácticas no se fueron ni siquiera porque los marinos fueron las víctimas en el choque de la patrulla ni cuando se dice que disminuyeron las quejas contra elementos de seguridad pública. Claro, nadie denuncia porque no hay confianza, esa se acabó cuando el gobierno faltó a su promesa de transparencia y volvieron a cometer fallas que el comisario Eladio Amaya Muñiz debe corregir con todo rigor para retomar el camino del orden en un intento por tener una policía mejor que no se deje dominar por empresarios poderosos e influyentes.