Se trata de adultos mayores que atendieron la convocatoria de la dependencia federal, pero no pudieron cobrar porque el personal del banco se retira cuando no ve gente en fila.
Así de absurdo es el mecanismo con el que se da seguimiento al programa más importante del Presidente de la República, el primero en ser implementado en su sexenio, el que tanto esperaron millones de ancianos que votaron por el partido de la esperanza para ver duplicado el apoyo con el que apenas alcanzan a sobrevivir.
Todo para que un grupo de personas tome decisiones insensibles con el argumento de la seguridad cuando tienen todo el apoyo de la Guardia Nacional para el traslado de valores y durante los operativos de pagos, pero no quieren aceptar que les gana la soberbia y quieren ejercer su poder de manera absurda con quienes menos tienen y tanto necesitan.
Lo bueno es que los directivos del Bienestar accedieron a programar otra fecha y ya están al tanto de lo que piensa la gente de su manera de actuar con la advertencia que, de seguir así, van a presentar queja en la presidencia de la República y lo harán todavía más público para ver si así les da un poco de pena traicionar el ideario de López Obrador que siempre ha promovido el respeto a las personas de la tercera edad.
Como la gente del banco Bienestar, varias y varios funcionarios de la 4T tendrían que recibir un extrañamiento de sus superiores para que se ubiquen, que entiendan que la popularidad es del presidente, que el aprecio es hacia AMLO y que el poder es del Jefe del Ejecutivo, que ellos no son más que empleados sin mucha carrera y con la obligación de servir al pueblo sin soberbia ni prepotencia.