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De política y cosas peores
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18 Octubre 2022 Escrito por  Armando Fuentes/Catón AGENCIA REFORMA

De política y cosas peores

CIUDAD DE MÉXICO.- He aquí una escueta descripción del matrimonio. Primero: "¡No acabes!" y después: "No empieces". El cuadro, pintado al óleo, es un collage. Se llama "El bolerito", y representa a un pequeño lustrador de calzado contando por la noche, en un cuartucho hecho de láminas y tablas, las escasas monedas que recibió ese día en su larga jornada de trabajo.

La figura del niño, de rodillas en el piso de tierra, está alumbrada por la luz de una vela que da a la escena una atmósfera dramática. Pegados a la pared del cuchitril, como para tapar quizás alguna grieta, hay pedazos de periódico. En ellos se alanzan a leer palabras como "pobreza", "frío" y "muerte". Se ve también el logotipo del PRI. Yo tenía 20 años, y era reportero novel en un periódico de Saltillo, "El Sol del Norte", perteneciente a la entonces poderosa Cadena García Valseca. Iba camino de mi trabajo cuando pasé por una galería de arte donde se exhibía la obra de un pintor local. Entré por curiosidad, y de inmediato uno de los cuadros captó mi atención: "El bolerito". Largo rato estuve contemplándolo antes de ir a mirar las demás pinturas. Volví al día siguiente a ver únicamente aquélla. Se me acercó entonces el pintor. Me dijo: "Le gusta el cuadro, ¿verdad?" Respondí: "Mucho. Lo vi ayer, y regresé hoy a verlo otra vez". Me preguntó: "¿Por qué no se lo lleva?". "No puedo pagarlo"-contesté. El cuadro costaba 600 pesos. Era lo que ganaba yo en un mes en el periódico. "Lléveselo -me dijo el artista, y páguemelo como pueda. Más que el dinero me importa que mis cuadros queden en manos de personas que sepan apreciarlos". Me llevé la pintura, y se la pagué como pude: este mes 50 pesos, 100 el otro, 30 el siguiente, y así. Tan orgulloso estaba de mi cuadro que lo puse en la pared frente a la cual tenía mi escritorio en el periódico. La pintura le dio vida no solo a aquel muro, sino a toda la sala de redacción. Sucedió que un día el mismísimo coronel García Valseca, dueño del periódico, lo visitó. Al pasar frente al cuadro se detuvo a verlo. "Qué buen cuadro", comentó antes de seguir su camino. Fui llamado por un funcionario que acompañaba al coronel. ""Me dicen que el cuadro es suyo. Se lo compro". "Perdone, pero no lo vendo". "Lo quiero para regalárselo al coronel. Le doy por él 5 mil pesos". ¡5 mil pesos! Era casi mi sueldo de un año. Confieso que vacilé un poco antes de responder: "De veras, no lo vendo. Es un cuadro que quiero mucho". Ese mismo día, terminada la visita de García Valseca, me llevé la pintura a mi casa, no fuera a ser que algún oficioso adulador del coronel, o de su funcionario, dispusiera de ella. Quiero mucho, en efecto, a ese cuadro. Lo tengo todavía, en sitio preferente de mi casa. Su autor es Eloy Cerecero Sandoval, pintor extraordinario y hombre de calidad humana excepcional. Ronda ya los 90 años, y sigue pintando con la misma excelencia y entusiasmo de aquellos tiempos. Me enorgullece que hoy, a más de ser mi amigo, es mi compadre. Hace unos días se inauguró una exposición de su obra en la galería del Centro Cultural Vito Alessio Robles. La presentó su directora, la maestra Esperanza Dávila Sota, que a su vastísima cultura añade su calidad de diligente funcionaria. Me alegró ver que el recinto se llenó con admiradores de la obra de Eloy, gran artista, gran persona. Un pensamiento triste, sin embargo, me apareció de pronto. Más de 60 años han pasado desde que compré aquel cuadro, y el bolerito sigue contando su miseria en este país donde los pobres siguen siendo los mismos pobres y los políticos siguen siendo los mismos políticos. FIN.

MIRADOR
Por Armando Fuentes Aguirre
La vida es como el mar: honda y temible.
¿Cuántos muertos hay en el mar?
¿Cuántos muertos hay en la vida?
El mar tiene tormentas. Si no las tuviera no sería mar.
La vida también tiene tormentas. Si no las tuviera no sería vida.
Cuando me acerco al mar siento que me acerco a la vida.
Cuando me acerco al mar siento que me acerco a la muerte.
Tanta vida hay en el mar, y tantas muertes.
Tantos mares hay en la vida, y tanta muerte.
De seguro en la muerte hay también muchos mares.
¡Hasta mañana!...

MANGANITAS
Por AFA
". México importará lana virgen.".
Se ocurren raras ideas
por la falta de quehacer.
Lana virgen ha de ser
la de las borregas feas.

 

NOTA
La opinión del autor no es responsabilidad de esta Casa Editorial.

 

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EL DEDO

Por años se ha criticado a los gobiernos por sus errores para enfrentar los problemas de violencia e inseguridad y en esta administración no puede ser excepción ni puede calificarse bajo un criterio distinto solo porque son autoridades emanadas de la 4T. Sin embargo, en estos momentos tan difíciles por los hechos recientes la prioridad es salir adelante de la crisis sin riesgos, así como cuando Guaymas y Empalme han vivido emergencias por huracanes, lluvias o cualquier evento natural, primero es atender lo urgente, colaborar con las instituciones y resolver los problemas, la crítica vendrá después si es que se necesita pero ante todo está contribuir para no ser parte del caos, desequilibrio e inestabilidad que puede generarse por los hechos lamentables como inéditos que perturban la vida cotidiana, que impiden dormir a familias de trabajo y pueden provocar inestabilidad social. Y no, la apuesta al caos no debe ser el camino para nadie que se precie de ser ciudadano o ciudadana comprometido con su comunidad. Ahorita lo que se necesita es unión entre gobierno y la gente, se requiere de un mayor esfuerzo de autoridades para generar confianza mediante labores de prevención y de parte del pueblo, se necesita colaborar con instituciones por el bien de la niñez y de la gente de trabajo. Como siempre se señala y se ha comprobado en cada crisis que ha afrontado la región, los buenos son más y corresponde a las corporaciones de la mesa de seguridad dar garantías para que Guaymas y Empalme tengan tranquilidad y paz.