Alan tiene alrededor de 35 años, su madre murió hace algunos años y se quedó con un hermano que hace poco se fue a Estados Unidos y lo dejó en su casa del sector Fátima.
Vecinos denunciaron que no pueden entrar al pequeño cuarto donde no saben si hay luz y otros servicios para el hombre que sufre enfermedad mental sin tratamiento.
Para acercarle comida, un buen samaritano hizo un hueco en el portón de la casa por donde Alan recibe los alimentos, agua e hidratantes.
No se asea ni tiene contacto directo con nadie, salvo la gente que lo ayuda y ha procurado sin éxito a familiares.
Apenas habla para pedir agua, tiene crisis de violencia por carecer de medicamento para su enfermedad.
Vecinos de Alan pidieron la intervención del DIF y del Sector Salud para rescatar y darle vida digna al enfermo.