Cuando Marco Antonio Leal abandonó a los Tigres de México para incorporarse a la ANABE, como otros tantos peloteros de su época, los felinos le echaron el ojo a un chamaco de finas manos y un bateo de regadera, con cierta dosis de poder, llamado Jorge Duarte, también guaymense.
Por angas o por mandas no se dieron las cosas y Jorge Duarte se quedó en el beisbol local de Primera Fuerza, para deleite de los aficionados.
Jugué todos los estatales desde 1981 hasta mi retiro de esta categoría, me dice “Jorgillo”, como fue mejor conocido en la pelota llanera, sentado en el graderío del “‘Yaqui’ Ríos”, viendo el Internacional Máster del fin de semana.
Todos, todos los lanzadores de Primera Fuerza de su tiempo supieron lo que era un batazo del afamado “Locutor”, como también se le conocía, por lo callado que era, “Jorgillo” hablaba con el bate y eso era suficiente.
Lo llevaron a un estatal con la Selección Guaymas de softbol de Primera Fuerza a Navojoa y conectó sencillo, doblete y jonrón al “Pocho” Ramón Vázquez, un zurdo que le roncaba el caramelo, como en aquel tiempo lo hacía el chihuahuense Indio Máynez, “Kun” Vicente Mendívil, José Zuzuki y otros considerados “las vacas sagradas” del pitcheo sonorense.
“Ramón le ganó a la Selección Guaymas, cuando terminó el juego fue a felicitarme y me dijo que, si de dónde me habían sacado, que jamás nadie le había bateado con tanta comodidad.
En la elaboración del cuadro ideal de todos los tiempos dentro del beisbol guaymense, Jorge Duarte tiene asegurado un lugar como parador en corto. Como lo tiene “El Lobo” García en primera base, Miguel Sandoval en la receptoría, Javier Nieblas en la tercera base y Jesús Orozco en la intermedia.
Así de fácil.