Tal vez el mejor de todos, Alfonso “Houston” Jiménez, por su condición de ligamayorista, lo mismo que el afamado “Manos de Seda”, el chihuahuense Mario Mendoza.
Pero a ellos dos, seguirían Antonio Villaescusa, el “Borrego” José Luis Sandoval, de tremendas manos y muy buen bateo.
Pero buscando información sobre quiénes eran los mejores shortstop mexicanos en los años 40s y 50s me encontré la gran rivalidad deportiva que existía entre Gilberto "Gilillo" Villarreal y Guillermo "Huevito" Álvarez.
En el Juego de Estrellas de 1952 cuando el equipo de los mexicanos brincó al verde pasto del viejo Parque Delta, el fanático notó con cierta extrañeza que el shortstop del equipo nacional no era “Huevito” Álvarez, al cual estaban acostumbrados a ver ahí desde 1947, si no que el que aparecía era el sinaloense Gilberto Villarreal.
Los fanáticos se miraron unos a otros, como preguntándose ¿Qué pasaría con “Huevito” Álvarez… se enfermaría?. Pero en realidad no estaba enfermo, era simple y sencillamente, que “Gilillo” Villarreal le había ganado a la buena, con mejor labor, el puesto al torpedero jarocho, para así por fin ver coronado uno de sus mayores anhelos; el ser reconocido como el mejor parador en corto mexicano del momento.
En esos años se decía que entre “Huevito” Álvarez y “Gilillo” Villarreal había un contrato, el cual el aficionado los venía comparando y analizando sus cualidades y sus defectos; mientras ellos allá en el terreno de juego se enfrascaban cada quien en su respectivo equipo en batallas por demostrar quién era el mejor cada que se enfrentaban tanto en la Liga Mexicana o en la Costa del Pacífico.
Esos choques entre Águila-México única serie que llenaba en aquellos años el Parque Delta, eran unos duelos particularmente entre los dos pequeños hombres, el fanático gozaba el beisbol viendo a los dos muchachos hacer divinidades en las paradas cortas, convirtiendo los enfrentamientos de los dos clubes rojos, en choques personales.
El año de 1952 para “Gilillo” Villarreal fue el de la victoria, porque su actuación en defensiva y ofensiva fue superior a la del hijo predilecto de San Andrés Tuxtla, “Huevito” Álvarez. Con ello, el culichi alcanzó el estrellato, el cual por varios años anduvo tras la supremacía entre los shortstop mexicanos.
Ese duelo que tenían entre ellos, data de varios años. Desde el invierno de 1946-1947 cuando “Huevito” Álvarez llegó por primera vez a la Liga de la Costa del Pacífico, un año antes, 1945-1946, “Gilillo” Villarreal había cubierto el campo corto del equipo Culiacán, pero “Huevito” se quedó con el puesto, no sin antes ellos con sus actuaciones dividir la opinión de los fanáticos de la capital sinaloense, sobre cuál de los dos era mejor.
Naturalmente para Villarreal fue duro el que “Huevito” Álvarez le arrebatara el puesto de planta, más cuando él lo había desempeñado un año antes y había, por otra parte, el gran detalle de ser culichi.
Para la campaña 47-48, “Huevito” Álvarez borraba completamente a “Gilillo” en el campo corto de Culiacán; mientras el jarocho Álvarez actuaba en 49 juegos el sinaloense solo tuvo presencia en 12 juegos, por lo que de plano le dejó a chamba al jarocho y para la campaña siguiente no tuvo más remedio que emigrar hacia Mazatlán donde jugó el 48-49, para después refugiarse con los Ostioneros de Guaymas en 49-50.
Mientras “Gilillo” Villarreal andaba cuajando “Huevito” Álvarez era una estrella y acaparaba los encabezados de los diarios. “Gilillo” Villarreal buscaba un sitio, hasta que poco a poco se fue colando. Llegó a la Liga Mexicana en 1948 con el San Luis, pasando después al México y desde entonces fue siguiendo los pasos de “Huevito” Álvarez, hasta que en el año de 1952 lo alcanzó y se colocó como el mejor torpedero mexicano.
Indudablemente ese año de 1952 con el México era el primer bateador y con un porcentaje de .320 con el bat fildeando maravillas, “Gilillo” se colocó por delante en el gusto de todos los fanáticos y se ganó por sus grandes actuaciones jugando mejor indudablemente el puesto titular de la Selección Mexicana y la prueba fue ese Juego de Estrellas de 1952.
Con nuestros gloriosos Ostioneros, aparte del citado, nos quedaríamos con Marco Antonio Leal Muñoz, quien pudo ser el primer guaymense en jugar en Grandes Ligas. Servidos, Veteranos Máster y Súper.
18 Mayo 2022
Escrito por
Guillermo Urías EL VIGÍA
Los buenos shortstop mexicanos
Al margen de lo que opinen los ahora llamados expertos, en la Liga Mexicana del Pacífico, a través de los años, han existido excelentes campo cortos, e incluso que llegaron a grandes ligas y otros que impusieron su categoría en la pelota de invierno y verano.
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