En el histórico partido del recuerdo por parte de los afamados Ostioneritos de Hugo Figueroa. Y se le concedió.
Javier Ernesto Bermúdez Campo ya no regresó con vida a este escenario. Solo su cuerpo fue pasado por el escenario, luego de que perdiera la vida en forma por demás trágica e inesperada, aunque lo siguió haciendo desde meses antes, en la Liga Súper Máster 60 y más, allá en terrenos e la periferia.
Más de mil aficionados le rindieron una salva de aplausos, durante la inauguración del reciente internacional, con la presencia de su esposa, hijas y nietas.
Gracias a sus facultades extraordinarias en el Rey de los Deportes, Javier se forjó una carrera profesional. La de Biólogo Marino en la Universidad Nacional Autónoma de México, pero a la vez participaba en la poderosa Liga Metropolitana, donde ganaba lo suficiente para costearse su carrera.
Tuvo participación en tres nacionales de primera fuerza, uno de ellos con el entonces Distrito Federal, celebrado en La Paz, Baja California Sur.
Firmó para la organización de Los Ángeles de Puebla de la entonces Liga Mexicana de Verano y fue asignado a su principal sucursal en Liga Tabasqueña, con el equipo Macuspana, donde ayudó a coronarse a su equipo y por ello fue promovido al equipo grande de Los Ángeles.
Pero estaban los play-off y el mánager, el guaymense Raúl Cano movió sus influencias ante el alto mando de Puebla y no lo soltaron, pero con la promesa de que comenzaría con Los Ángeles la siguiente temporada.
En una gran final de Primera Fuerza, contribuyó al logro del título con el equipo El Marinero ante Seguros Monterrey en el “Abelardo L. Rodríguez”, que en ese partido registró un entradón de más de dos mil 500 aficionados, siendo manejados por el inmortal Alfredo “Yaqui” Ríos.
Su nakeball era veneno puro y solo Genaro Andrade tenía la forma de recibir ese lanzamiento y eso lo llevó hasta el beisbol de paga. Un gran reconocimiento para el afamado “Chango” Bermúdez. Descanse en Paz.