23 Noviembre 2022 Escrito por  Hugo Vela Rivera EL VIGÍA

Muy merecido el homenaje a Rosario “Chayo” Miranda

Muchos años de Rosario Miranda Gaxiola en la pelota infantil, apoyando en sus ensayos y manejando equipos. Sus mejores tiempos en la pelota empalmense los pasó "Chayo" Miranda en el equipo Caníbales del Rizo de Oro.

La Liga Rieleritos de Empalme le puso su nombre al Torneo Nuevas Generaciones del beisbol infantil y juvenil
EMPALME, Son.- Dice el dicho: en vida hermano, en vida, haciendo alusión a que los homenajes, reconocimientos, abrazos, palabras de aliento se den a las personas que lo merecen cuando todavía estén en este mundo terrenal y eso es lo que hizo la Liga Rieleritos de Empalme con Rosario “Chayo” Miranda.
“Chayo” Miranda fue homenajeado por su trayectoria en la pelota con su nombre en el primer Torneo Nuevas Generaciones de la categoría 11-12 y que tiene poco más de un mes de que se puso en marcha.
Fue una gran ceremonia de apertura y a lo largo de todas las jornadas el buen “Chayo” Miranda ha estado presente en los campos, ayudando en lo que se puede; sus hijos han salido de esos campos y también se han dado la vuelta a Trébol de la Colonia Libertad.
Rosario Miranda Gaxiola, nació en Buena Vista, San Blas, Municipio de El Fuerte, Sinaloa, el 22 de febrero del año 1953; siendo el octavo hijo de quince hermanos, dedicado al estudio y ayudar a su madre en la ordeña y arreo de ganado.


Como la mayoría de los peloteros de aquella época y de la actual, desde muy pequeño le gustó el béisbol y en ese entonces sólo por la radio lo podía escuchar, imaginándose a sus ídolos al momento de batear cuando conectaban los tremendos batazos.
Huérfano de padre, a los quince años emigró a Empalme, Sonora para una mejor vida, terminando sus estudios escolares con excelentes resultados.
Asistía casi a diario con un bat a la unidad deportiva, donde unos jóvenes practicaban béisbol, invitándolo a fildear para que después mostrara su poder en el bateo, golpeando la bola de una manera contundente por lo que se ganó la invitación a su primer equipo de béisbol con los Tecolotes Bar en el año 1972, siendo el centro filder titular y quedando campeón en sus dos años de debut.
Llamó la atención de los managers rivales, fue llamado al equipo de los Caníbales del Rizo de Oro en 1975, teniendo siete temporadas de éxito, siguiendo en el filder central y el cuarto bat titular, obteniendo dos campeonatos, dos subcampeonatos, y un tercer lugar, ganándose el respeto de la afición, pidiendo que el número 21 fuera retirado como homenaje a la garra y entrega que mostraba en el terreno de juego, colgándose en lo alto la jersey de Rosario Miranda, el “camarada”, como era conocido por sus amigos.
En el año 1982 y 1983 jugó con el equipo del Ayuntamiento, comandado por Luis Maldonado, el popular “Barbitas”.
Ya apodado como “Chayo”, se convirtió en el verdugo de los pitchers, quitándole juegos perfectos a lanzadores reconocidos, destacando sus batazos a banda contraria, apodados de esos que “pican y se extienden”,
En la temporada 1986-1987 fue campeón jonronero sin olvidar mencionar que su fino oído y la forma tan natural para descifrar los elevados lo convertían en una canasta humana.
En los 90's se fue a Guaymas a la liga veteranos, logrando grandes hazañas en el municipio vecino, siendo reconocido por su gran nivel de juego.
Fue parte de múltiples selecciones de diferentes categorías: primera y segunda fuerza, veteranos y ahora en la actualidad es selección de la Super Máster, se ha paseado por toda la república mexicana y hasta en el extranjero.
No se puede olvidar mencionar que también destaca en el softbol como lanzador, caracterizándolo por su comando y dominio de sus pichadas, una de ella es la famosísima “cola de cochi”, que la usa para retirar a bateadores peligrosos que los hace abanicar, roletear o elevar la pelota para ser out en los encuentros.
Pasando a su vida personal se casó en 1977, con Hermila Quiñonez, con la que lleva 45 años de matrimonio, tuvieron cuatro hijos, Fabián, Marisol, Adrián y Rosario “El Cachito”, siendo un excelente padre, logrando darles estudios profesionales a todos ellos y enseñándole el camino del deporte y los valores.
Hay mucho más que mencionar, como su gran sentido del humor y la facilidad de socializar es sorprendente, que la honradez y la pasión con la que se entrega a sus compromisos lo hace destacar.
Querido y conocido por todo el mundo, bien sabido cuando va caminando por la calle sin dejar sentido a nadie con su saludo tan popular “úpale, úpale”, que se escucha cuando va el Chayo Miranda.
Ahora en la actualidad ya jubilado y pensionado se dedica a hornear empanadas que hace su señora esposa, manteniéndose activo con el hacha y la partida de leña al modo antiguo, que lo agarra de entrenamiento para seguir siendo caballo a sus 69 años en la Liga Súper Máster, que se juega en La Ganadera de Guaymas, pero lo que más le apasiona e ilusiona es enseñar el beisbol a niños, con el objetivo de hacer ciudadanos de bien, y peloteros que cumplan su sueño o tengan un buen nivel de juego.
Este homenaje es dentro del marco del Torneo Nuevas Generaciones, esas que ha estado a lo largo de varios años el buen “Chayo” Miranda, apoyando a esos pequeños peloteritos, los cuales, muchos ya están en la Primera Fuerza o en la pelota en general.

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