03 Diciembre 2022 Escrito por  Hugo Vela Rivera EL VIGÍA

El beisbol y “Ronnie” Camacho

El día más importante en la carrera de Ronaldo Camacho Durán fue al pegar el jonrón 37 y superar el récord, ese día fue el 17 de agosto de 1963; esa temporada terminó con 39. Héctor Espino tuvo un buen duelo de jonrones con el empalmense Ronaldo Camacho Durán.

En un Derby de Homeruns, el duelo entre Héctor Espino y “Ronnie” Camacho sería de máximo poder. En los 60, “El Niño Asesino” irrumpió con su bate explosivo y el sonorense estalló con el madero ganando campeonatos de HR en 62 y 63, pero el chihuahuense lideró en 64, 68 69 y 72.

Recordamos uno de sus duelos de bateo contra Héctor Espino, el cual ganó el de Chihuahua en un derby de jonrones

Manteniéndonos en la costumbre de seguir de cerca las anécdotas y vivencias de nuestro ilustre pelotero empalmense, el toletero Ronaldo Camacho Durán, que ahora se encuentra un poco delicado de salud, siendo transfundido de dos unidades de sangre y que en estos momentos está a la espera de algunos resultados médicos.
Desde este espacio le deseamos toda la salud y larga vida al ídolo jonronero de Empalme, que está en los libros de los récords e historia de la pelota mexicana.


Cuando llegué a 229 jonrones en Puebla, al pasar por tercera base, Beto Ávila, quien era mi mánager, no me dio la mano, pero si me dijo: “qué duro le diste, como que estabas enojado con la pelota”; “Ya tenía ganas de darle así, esta gente allá arriba en las gradas, no perdona, como me gritaron cosas”, le dije en el inning siguiente.
Ese año a Beto le di un temporadón, bateé .316 de porcentaje, conecté 35 jonrones y 116 carreras impulsadas, más 120 carreras anotadas y eso que no estaba “Moi”, lo habían enviado a los Diablos y allá fue el más valioso, siempre lo extrañé, me sentía muy bien cuando estaba a mi lado en la segunda base.
“‘Cabezita’ hay que ir al Centro Libanés a la cena de campeones, me dijo “El Huevo” Romo que fueras, va a estar ‘chevere’”, me comentó Armando Rodríguez (Q.E.P.D.) el umpire cubano más famoso de la Liga Mexicana.
Pues bien, allá fui y aquello era un derroche de elegancia, un enorme salón bien adornado donde se respiraba solo beisbol, me encontré con muchos amigos que hacía años no los veía, cuando miré a Tommy Morales.
“Hola ‘Ronnie’, qué bien te ves, se te extraña en la liga”, me dijo sonriente, aquel hombre que nos bautizó “Los Camacho de la destrucción”, luego me encuentro con Silverio Pérez lanzador cubano muy hablantín.
“Te acuerdas en Veracruz cuando a ti y a Óscar Rodríguez les empujé tres cafés a cada uno?”; le dije: sí cómo no me voy a acordar, también debes de tener muy presente cuando te agarramos en Puebla, Óscar te dio dos para las gradas y yo otros dos y “Morejón” otro, saliste bien bravo y hasta quebraste el garrafón del agua.
Me senté en una mesa bien grande acompañando a Homar Rojas, José Peña, Héctor Barnetche, “Moi” Camacho, Vicente Romo, Alfonso Araujo, donde degustamos una cena de “grandes ligas “, nos presentaron a todos nosotros y esa noche la disfruté plenamente.
En la Mexicana del Pacífico tiene varios eventos.
“‘Ronnie’ acaba de superar el record de Felipe Montemayor con este jonrón 19”, indicó por sonido local “El Curvón de a metro” Carlos Vázquez Castro (Q.E.P.D.) a los pocos aficionados que había en el Parque Revolución de Navojoa, me tributaron una cerrada ovación.
Pero lo mejor estaba por venir en Hermosillo en el Fernando M. Ortiz, lanzaba cañonazos para jom Horacio Solano, que en aquellos años era un pitcherazo, al igual que Blas Arredondo, a él le di el jonrón 27 por arriba de los árboles cubiertos de naranjas que estaban por atrás de la barda.
Ese año Espino y Saúl Villegas me siguieron hasta el último juego de la temporada, terminaron con 26 y 25, respectivamente. Metralla pura, decía Fausto Soto Silva (Q.E.P.D.) en la XEDM, la Grande de Sonora.
Ya estando de mánager, en Veracruz con el glorioso Águila, llegamos al séptimo juego contra los Diablos, en el parque veracruzano haba gente hasta en el techo, la Sonora Veracruz tocaba pura salsa y se encontraba arriba del Doug out de nosotros, era la novena entrada empatados a cero carreras, César Díaz estaba lanzando por nosotros, con dos outs, viene Adolfo Phillips el panameño ex Big Leaguer, pido tiempo y voy por primera vez a la loma.
César, este es el hombre, tírale curvas y más curvas, se ha visto muy mal, no te pregunto cómo estás, el score lo dice, le indiqué.
“Okey ‘Ronnie’, así lo haremos”, contestó; ya lo teníamos, se le quedó una curva en el centro y descolgada, le dio y la sacó por toda la raya del jardín izquierdo, perdimos 1-0.
En el lobby del hotel Fastos en Monterrey, estábamos desayunando y nos tomaron una foto a “Papelero” Valenzuela, Panchillo Conde Ramírez, Beto Ávila, “El Diablo” Montoya, “Ronnie” Camacho, Rubén Amaro, “Moi” Camacho, Daniel Ríos y Horacio Piña, “El Sungo” Carrera comentó, cuando nos vio a todos juntos: “co.., si llevo este line up a presentarlo al umpire en el jom, se me va a caer de la mano, de lo pesado que está”.


Fue cuando Jorge de la Serna le dijo a “El Sungo”: “Y eso que no está Espino ahí, entonces ibas a necesitar un tráiler”; ese año fuimos invitados a la inauguración del Parque Monterrey, por el Salón de la Fama.
Teníamos un pitcher cubano llamado Tony Díaz, era de un carácter accesible y hablaba mucho, decía que venía de las Grandes Ligas y bla, bla, bla…. el caso es que jugábamos en Reynosa y venía a batear Domingo Carrasquel, que tenía 25 jonrones, ganábamos 4-3 había uno en las bases; entra Tony Castaño a la loma y le tienta el corazón y le dice; “están bien tus latidos, no sientes pánico”, comentó; “yo creo que a usted le está latiendo de más”, refirió; “si sacas a éste, ganamos, fájate bonito con él, no te digo cómo lanzarle, porque vienes de grandes ligas”, le dijo con ironía y salió del campo.
No llegaba Tony al Doug out, cuando se oyó un sonido seco y muy fuerte salido del bat del venezolano, la había sacado por el center field y se fueron arriba, va de nuevo a la loma, y le dice: “¿qué le tiraste?”; “pues la bola Spalding, es la única que se usa en la liga”; a Castaño por poco le da un infarto, lo que le contestó: “por eso andas aquí, allá en el norte, no quieren a tipos como tú”.
En Monterrey, acababa de librar una cerrada participación jonroneril contra Espino; me había derrotado “tinto en sangre”, los 15,000 fanáticos gritaban loas al gran Sultán.
“Estoy uno abajo y me quedan dos turnos”, pensé en ese momento difícil, tenía que batear los dos jonrones para superarlo, vino el lanzamiento y allá va por encima de la barda sobre el anuncio PASA, hubo un silencio en ese bullicioso parque Cuauhtémoc, había empatado el Derby.
La gente guardó silencio y vino el siguiente lanzamiento, no le tiré, vino otro y no me gustó, para esto la gente se empezó meter conmigo muy fuerte, me acordé que estaba en tierra ajena y guardé serenidad, Espino, estaba a un lado del home plate y sonreía al verme, el lanzamiento siguiente le di muy duro por arriba del short stop y pegó en el filo de la barda cayendo en el terreno.
Mucha gente se metió al terreno y se dirigieron hasta donde estábamos Héctor y yo, nos abrazaban y se tomaban fotos, pero, el show, no había terminado, en el sonido local se anunció que nos la íbamos a rifar en tres turnos, contando los foules, se despejó el terreno y comenzamos.
Mientras en el bullpen, ya calentaban los lanzadores del juego oficial, Miguel Sotelo por los Pericos y Julius Grant por los Sultanes.
Espino vino primero y sacó 2 de 3, yo fallé los dos primeros y saqué el último lanzamiento, me había ganado; el detalle que más me gustó, fue cuando Espino, me levantó el brazo derecho y me dio un abrazo, en las gradas detrás del Jom y las laterales, todos estaban de pie, aplaudieron y estaban muy felices, se acercaron los jugadores de Sultanes y Pericos, y nos felicitaron.
Chabelo Jiménez (Q.E.P.D.) de la X E T gritaba ante el micrófono “Que clase de exhibición brindaron, no dejaron a nadie sentido, qué buenos bateadores”; se acercó a mí, y me dice: “Qué serenidad mostraste y que concentración, ¿así has sido siempre?
Contesté que le quería ganar aquí en su casa, pero ya ves, la bola esa se devolvió al terreno, pero bueno, hay más tiempo que vida.
Ya en el juego oficial, en cada turno que iba a batear, los fanáticos me aplaudían y a Espino ni se diga, en el séptimo inning con dos en las bases a Grant le saqué la bola por todo el centro y no se pudo ganar el juego, porque Espino nos dejó en el terreno.
Cuando le bateó a “Jiqui” Moreno que relevaba a Sotelo un tablazo por el jardín derecho, sin nadie en las bases.
Esa noche fue para mí la más excitante; de mucha tensión y al mismo tiempo divertida por cómo se me dieron las cosas.
Como dijo “El Sungo” Carrera, mánager Sultán, esto que acabo de ver aquí, no tiene nombre chico, este Ronnie es tremendo, bien me dijo Castaño, es un líder y lo respetamos, lleva el equipo en sus espaldas, al igual que “El Caballón” que tienes aquí.

SU DÍA MÁS IMPORTANTE
Un día le preguntaron a “Ronnie” Camacho… ¿cuál fue su momento más importante de su carrera como jugador de beisbol?… me contestó, -“el día que conecté el jonrón 37 y logré romper el récord de jonrones”.
Ese día fue el sábado 17 de agosto de 1963 y quedó para siempre marcado especialmente en la historia del beisbol mexicano. Ese fue el día en que “Ronnie” Camacho bateó dos jonrones para superar la marca del cubano Aldo Salvent la cual estableció en 1960 con 36 jugando para los Petroleros de Poza Rica.
Ese día al principio del juego “Ronnie” tomaba su turno al bat, frente de él estaba el pitcher zurdo Juan Piedra de los Broncos de Reynosa, y ante una recta “Ronnie” le hace swing y conecta el jonrón número 36 y con ello empataba el récord.
A pesar de su paso fantástico, a “Ronnie le había costado mucho llegar a esa cifra, porque si bien la presión lo traía inquieto, tarde o temprano tendría que botar una pelota más del otro lado de la barda.
Y faltaba algo más esa noche en el juego contra Reynosa. Era la octava entrada y “Ronnie” se presentó a batear en su último turno al bat, pero ahora ante los lanzamientos submarinos de pitcher derecho Lázaro Uzcanga y “Ronnie” con su poderoso swing dio un largo batazo y la pelota voló y se perdió en las tribunas del jardín derecho, en ese momento quedaba atrás la marca de Salvent, esa ya era historia y “Ronnie” iniciaba una nueva historia estableciendo una nueva marca. Ahí estaba ya el batazo más importante de la historia para “Ronnie”. Vaya noche, todos sus compañeros lo esperaron en el home, y su mánager Tony Castaño, desde el cajón de coach de tercera base, lo felicitó efusivamente. “Ronnie” había luchado por mucho tiempo, temporada tras temporada su esfuerzo y su consistencia daban resultado, la nueva marca de jonrones tenía nuevo dueño, “Ronnie” Camacho.
El público poblano levantó en hombros a “Ronnie” y lo paseó. Era el gran héroe. El jonronero de los 37.
Y todavía faltaban. “Ronnie” dio el número 38 en Reynosa. Y el 39 en Puebla, el último día de la temporada.
Nadie olvidará el 17 de agosto de 1963, el día que “Ronnie” estableció nuevo récord de jonrones.
Fue el momento más grande de su carrera.

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