19 Junio 2022 Escrito por  EL VIGÍA

Café con sabor a historia

El Museo Ferrocarrilero realiza, desde el 2016, el exitoso programa denominado Café con sabor a historia, gracias al valioso apoyo del H. Ayuntamiento.

El Consejo Municipal de la Crónica, el Seminario de Cultura Mexicana corresponsalía Empalme, Sonora, y al Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana Sección No.8.
Durante seis años nos hemos reunido todos los jueves para disfrutar de la crónica tan nuestra, promoviendo conferencias, exposiciones, proyección de películas, muestras gastronómicas, recitales, presentaciones de libros, turismo cultural, entre otras encomiendas difusoras de la historia de la Ciudad Jardín.
Son muchas las emociones y decires en torno al evento, por lo que preferimos dar paso a uno de los testimonios vertidos por nuestro siempre querido y recordado Sr. Óscar Cázarez, que compartimos gustosamente con usted, amable lector.
El Café con sabor a historia, ¿es un simple título?, ¿es una simple frase?, ¿es comparable con el nombre de una zapatería que solamente vende calzado?, ¿la paletería La Michocana que vende todo tipo de aguas frescas?, y otros.
La diferencia del título Café con sabor a historia, es que el grupo de personas que lo integramos recibimos franco respeto. Recibimos la oportunidad de expresar ideas y proyectos que benefician al grupo; y quien da, cabe decirlo, el valor, vida y riqueza al Café con sabor a historia, es la tan variable información y temas tan aceptables, debido a la actitud que caracteriza, por los compromisos que asume con responsabilidad y con la única finalidad de fortalecer renovadamente nuestra apreciable amistad, el Lic. José Luis Islas Pacheco, director del Museo Ferrocarrilero, A. C. y Cronista Municipal.
Café con sabor a historia es un cofre que nos obsequia, en su momento, múltiples acontecimientos históricos, temas culturales, historia de nuestro Empalme, del Estado, nuestro país y, porque no, hasta del extranjero.
Démonos cuenta que tenemos grandes símbolos en Empalme, uno de ellos es el espectacular tinaco, que solo al mencionarlo debemos hacerlo con cariño y, sobre todo, con mucha gratitud, pues por muchos años abasteció del vital líquido, “el agua enzopilotada” que daba arraigo a quien la tomaba para no dejar Empalme.


Otros símbolos podrían ser “la piedra volada”, “el cerrito colorado” o la locomotora No.70, impulsada con vapor, semejante a un libro con páginas en blanco, pero que nosotros los ferrocarrileros cada vez que pasamos a su lado, llenamos esos espacios al venir a nuestras mentes acontecimientos y vivencias inolvidables y que, por muchos años, nos dedicamos a dar vida a todo lo que se movía sobre las vías paralelas.
Café con sabor a historia no es una estructura metálica como el big-ben de Londres, no es como la Estatua de la Libertad en Estados Unidos, o la Torre Eiffel de París. Café con sabor a historia no es una estructura de piedra y cemento. Café con sabor a historia es un solo cuerpo masivo, de mucha vida, de mucho corazón, formada de personas generosas, dadivosas, respetuosas y, cuando hay rupturas, estas se corrigen con sabiduría y prudencia de parte de las personas que forman la dirección grupal.
¿En qué se resume todo esto?, en que tomemos conciencia de que Café con sabor a historia, por cierto, abundante café y abundante historia, es un banderín de aceptación, aprecio y respeto entre nosotros y la comunidad empalmense. Y llego a la conclusión que el ícono del Museo Ferrocarrilero es precisamente el programa denominado Café con sabor a historia.

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