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EL DEDO
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27 Diciembre 2022 Escrito por 

EL DEDO

En Guaymas no debemos acostumbrarnos al desorden y menos provocarlo cuando se vive una crisis de todo.

Porque la violencia no solo ha dejado muertos y miedo, hay un gran saldo de daños por inseguridad que se cuantifica en comercios cerrados de noche, falta de ventas de día e incertidumbre que impacta en la economía.

Así se llegó a Navidad y estos días de fiestas en el que el factor común fue la detonación de cohetes por todos lados, no los típicos de temporada sino esos artefactos prohibidos por su gran volumen de pólvora que lo mismo provocaron estruendos que incendio en casas, quemas de maleza y un estado de inquietud en colonias donde hubo quien decidió romper las reglas.

Para ellos no hubo autoridad en un municipio donde se ha desplegado todo un operativo con corporaciones policiales civiles y militares, no hubo un solo detenido por poner en riesgo los bienes y las personas, ni un solo decomiso de cohetes ni siquiera un operativo para llamar al orden y es por ese vacío que se perdió el respeto a la autoridad y a la Ley.

Está claro que el Ayuntamiento no quiso meterse en problemas con ese tema porque prohibió la venta en la vía pública, pero sus funciones no se quedan nomás ahí, hay una obligación legal de prevención del delito para lo cual existe una corporación policial además de una estructura de protección civil que no parece sentirse aludida ante el riesgo por artefactos explosivos.

Por encima del Gobierno Municipal está la Sedena con la función de hacer cumplir la Ley de Uso de Armas de fuego que la faculta para otorgar permisos relacionados con productos elaborados a base de pólvora y para sancionar a quien quebrante las disposiciones legales, desde el vendedor clandestino hasta los compradores de artículos no permitidos por las normas vigentes.

Pero como todo se hace por diversión y en fiestas familiares se ha mantenido una postura de aceptación ante lo ilegal que se queda en una mera crítica por el daño que se hace a los perros y eso no es justo, hay familias con personas autistas, con adultos mayores, recién nacidos, enfermos y gente en duelo que merece respeto y un poco de paz en sus hogares.

Se puede tolerar la fiesta a deshoras, música, convivencia, pero no pueden condenar a las personas a estar en constante zozobra por el ruido que cimbra viviendas y provoca grandes siniestros.

Se acercan los festejos de fin de año y el pronóstico es todavía peor por el uso de cohetes, falta de castigo a infractores y la exigencia generalizada es hacia las autoridades para que pongan orden en las calles antes de que suceda una desgracia o se genere un caos mayor en un municipio que después de meses de violencia merece recibir el 2023 sin riesgos y en paz.

Super User

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