Como cada mes, conviene recordar la serie de irregularidades cometidas por ex servidores públicos que no merecen tener la tranquilidad de la impunidad concedida tal vez por falta de capacidad de quienes están a cargo del órgano de control y evaluación gubernamental.

En Empalme, los ex alcaldes Carlos Enrique Gómez Cota y Francisco Genesta no parecen tener temor del fiscal interno del Ayuntamiento, pues se pasean con toda calma en el pueblo y han seguido su vida como quien no debe nada.

Gómez Cota vive en Guaymas, no se sabe en qué trabaja o dedica su tiempo, se le ve en gimnasios, en algunos eventos sociales o de la CTM, aunque con muy bajo perfil, pero sin esconderse.

Pantico igual, él sí ha llevado una agenda política en el Partido del Trabajo, participó en acciones de apoyo a damnificados en las lluvias del verano pasado, mantiene comunicación con su grupo y se nota que quiere seguir dentro de la escena pública.

Ninguno de los dos ha vuelto a Palacio Municipal porque de plano sería el colmo, pero no es que sean perseguidos o mal vistos dentro de los gobiernos donde pareciera que ya se olvidaron los más de cien millones de pesos que según la Contraloría corresponden al quebranto financiero provocado por la corrupción en las dos administraciones.

Ha pasado un año cuatro meses del inicio de este Ayuntamiento, de entonces a la fecha, se han ofrecido seis conferencias de prensa en las que se dieron a conocer ilegalidades del trienio anterior de las cuales el contralor Leobardo Olmos de la Cruz ofreció proceder con toda la fuerza de la Ley lo que no ha cumplido.

Entonces, si hasta el momento no hay una sola resolución contra los que se fueron o es por incapacidad del titular del órgano de control y evaluación gubernamental o de plano no hay nada que perseguir de todo lo que han investigado y capaz que terminan los casos con una disculpa para los malos gobiernos con el riesgo de que regresen a la política sin alguien que los acuse ni nada que temer.