Siempre surgen voces críticas, expresiones amigables y en cada una se imprime la intensidad de quien se asume parte de un evento que por tradicional involucra a toda la comunidad.

Por eso la opinión es diversa, pero más allá de un análisis, el Dedo se dirige a reconocer la participación de quienes son la esencia de una fiesta con identidad guaymense creada por gente cuya aportación va más allá de un trabajo con una paga porque a veces lo hacen solo por estar en la fiesta.

Para que la gente tenga un rato de diversión, trabajan diseñadores, costureras, estilistas, albañiles, pintores, técnicos en iluminación, sonido, coreógrafos, escenógrafos, trabajadores de limpia, eléctricos, paramédicos, artistas, cantantes, bailarines, vendedores ambulantes, niñas, niños, jóvenes, veteranos que han vivido años de Carnavales y siguen con el mismo entusiasmo para regalarle a la gente del puerto y visitantes una fiesta agradable.

En gustos se rompen géneros, habrá quien considere que este año se realizó una buena fiesta y también a quienes no les gustó, lo que queda de las opiniones es la labor dedicada de todos los hacen posible el Carnaval, que le regalan una sonrisa a un pueblo envuelto en una crisis de desesperanza y que con su alegría cumplen con una tradición que debe quedarse y mejorar para que el pueblo pueda seguir con la participación en una fiesta digna.