Largas filas, confusión con las fechas, cambios de tallas en el momento de la entrega en los módulos, defectos de fábrica y, al final, desabasto de trajes para los más pequeños de primaria a los que dejaron rezagados en el calendario mal planeado y poco funcional.
Pero con todo ese desorden, la Canaco y los comercios involucrados en el programa lograron cubrir casi el cien por ciento de estudiantes de preescolar, un 80 por ciento en secundaria y el 70 en primaria lo que habla de capacidad de reacción ante los problemas por parte de quienes tuvieron la encomienda de repartir casi 36 mil paquetes para la región de Guaymas y Empalme.
No por eso debe minimizarse el caos ni pasar por alto que no se cumplió la premisa del gobierno que era que todos los estudiantes tuvieran uniformes gratis porque algunos deberán pagar para ajustar tallas y otros esperarán a que el modelo oficial salga a la venta.
Con esa experiencia de la primera vez, las autoridades tienen que diseñar un nuevo formato de entrega para el siguiente ciclo escolar en el que se considere a las escuelas como sede y exista más control en la repartición con el fin de que valga la pena la inversión millonaria y se alcance la meta de uniformes escolares gratuitos para todos.