A unos días del inicio del verano, una vez más el organismo no está en condiciones de garantizar abasto regular al cien por ciento de los usuarios de Guaymas salvo por la esperanza en la operación de la desalinizadora, obra millonaria que continúa en etapa de pruebas para verificar la correcta distribución de más volumen a una parte del puerto y en Empalme. El proyecto se empaña por el deterioro de la infraestructura hidrosanitaria y la necesidad de cientos de millones de pesos para resolver el rezago, una inversión que no está considerada este año, salvo las magnas obras que vendrán con la pavimentación de la Serdán y la rehabilitación de vialidades al sur de la ciudad, pero un proyecto para reparar todas las tuberías y renovar líneas no existe para este año, la prueba está en el colapso de la red esta semana en sectores como Rodríguez Alcaine, Villas y Delicias. Ahí se fugaron miles de litros de agua y sigue sin atenderse la problemática por otro conflicto que impide que la CEA cumpla con su servicio y ese es el recurso humano. Para coordinar una plantilla laboral con dos sindicatos, vicios arraigados y una forma de trabajo ya muy establecida se ocupa de oficio político y del respaldo de autoridades estatales, lo que no tienen los directivos actuales de ahí que haya bloqueos, paros y protestas cada dos meses. Con todo eso a cuestas compareció el administrador de la CEA David Pintor ante regidores de diferentes comisiones en un ejercicio sano de acercamiento que sirve para motivar una mejor coordinación pero no es solución de nada. El desabasto sigue, los derrames de agua continúan, el colapso en el drenaje también, para requerirse de un proyecto con visión de futuro y dinero, no hay más, por eso mientras no exista una inversión fuerte para rehabilitar lo que no es útil, la CEA va a seguir quedando mal y condenará a las familias de Guaymas a enfrentar otro duro verano sin agua.