Fue un intento de golpe de Estado, lo vio el mundo. Fue inevitable pensarlo en ese momento, era lógico, que tras la investigación, se concluyó que eso fue. La imagen del Capitolio plagada de fuerzas de seguridad que intentaban contener a una turba que respondió a un llamado, es una de las postales que se recordarán de lo que va del siglo XXI. Aquel 6 de enero de 2021 rompió la idea de una democracia inquebrantable. Aquella de Estados Unidos que, si bien, dio oportunidad a un personaje como Donald Trump, también se daría paso de reincorporarse al mundo sin tanta estridencia. Sin embargo, eso no pasó: el momento es histórico, el estallido, el acto de sedición convocado por un mal perdedor: “Luchen hasta las últimas consecuencias. Y si no luchan hasta las últimas consecuencias, ya no van a tener un país…”, advirtió Trump aquel día a una multitud dispuesta a detener la sesión en la que el Congreso validaría el triunfo electoral de Biden. Cinco personas murieron.
Y a casi 18 meses de esto, los cargos pesan sobre al menos 700 participantes, algunos acusados de la planeación de ataque; otros, de agresión a oficiales de la policía. En enero pasado, el fiscal general de Estados Unidos aseguró que se perseguiría penalmente hasta el último participante. A pesar de las confesiones, sólo cuatro de ellos tienen en el futuro condenas de más de 20 años de prisión.
Con el avance de la investigación, la conclusión esperada por quienes se ciñen al espíritu democrático: sí, fue un intento de golpe de Estado y Trump es el culpable. Así lo concluyeron los integrantes del comité que investiga lo sucedido en el Capitolio el 6 de enero de 2021. “El 6 de enero fue la culminación de un intento de golpe, un intento descarado, como dijo un alborotador poco después del 6 de enero, de derrocar al gobierno. La violencia no fue un accidente…”, expresó Bennie Thompson, cabeza de la investigación en el Congreso. En el expediente se asegura que el ex presidente incitó y no hizo absolutamente nada por detener a sus simpatizantes. La respuesta del republicano llegó en su red social Truth, ahí negó todo, por ejemplo, que estuvo de acuerdo con el clamor de la turba de colgar al exvicepresidente, Mike Pence. También que su hija Ivanka trató de disuadirlo de frenar los mensajes sobre un presunto robo electoral.
El pendenciero que no ha entendido nada. Que sigue su línea de odio y de incitación a la violencia. Apenas hace un par de semanas, enfatizó la necesidad de la portación de armas. Que la justicia lo alcance y que eso sea ejemplo para el resto de líderes que operan a través de la radicalización sin hacerse responsables de sus actos.

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