Lo anterior se evidencia en el tramo carretero federal que va de la calle 25 al crucero con el libramiento San Judas Tadeo, donde los automovilistas tienen que sortear una serie de baches que provocan serios desperfectos en suspensiones, rines y llantas. Tal situación no parece incomodar en lo más mínimo al funcionario descrito, pues dicho tramo no fue recarpeteado en todo el sexenio a punto de terminar y solo se parchó cuando el famoso evento Tour de Francia y solamente por el carril por donde transitarían los ciclistas.
Pero Gil Ibarra se adornó con la rehabilitación inconclusa de la calzada Francisca Maytorena Campillo, que se desprende de la carretera Federal 15 al sur, hasta entroncar con el libramiento San José de Guaymas.
La carretera fue reducida de cuatro a dos carriles, no se terminó de balizar, ni de recarpetear desde el acceso a La Ganadera, hasta llegar al libramiento y no siquiera los baches se cubrieron, pero se entregó como obra terminada, para disgusto de los residentes del valle de San José de Guaymas, quienes resultan los más afectados.
De regreso con el tramo federal de Guaymas al San Judas Tadeo, acceso sur de la ciudad, es el tráfico natural de cientos de tráiler que entran y salen del puerto, además de recibir las cosechas de granos del sur de Sonora, acusando la cinta asfáltica el tráfico excesivo de carga pesada.
No son los únicos tramos que impactan en forma negativa en la región, pues también está la “herradura” de San José de Guaymas, cuyos diez kilómetros están en pésimas condiciones y peor que se pondrán, con la temporada de lluvias.