Manuel Aquino Vásquez nació un 24 de agosto de 1939, en la población de Cuilápam de Guerrero, Oaxaca, donde vivió los primeros años de su vida. Sus padres fueron Nicolás Aquino Silva y Patrocinio Vásquez Peralta, dedicada a labores del hogar. A muy temprana edad demostró ser un niño inteligente e inquieto, motivo por el que decidieron que era mejor que viviera bajo la tutela de su señor padre, que se desempeñaba como maestro en la primaria de Santa María Sola de Vega, ubicada al sur de la capital del estado y del hogar materno.
La vida al lado de su padre fue de trabajo y estudio, se desempeñaba como acarreador de agua para su casa y para los vecinos, lo que le permitía tener algunas monedas para sus aventuras y travesuras, algunas de ellas legendarias como caminar por las cúpulas de la iglesia a gran altura, o escaparse al río que en aquellas épocas era muy caudaloso; ahí se escribió una anécdota contada de boca en boca con gran admiración, la hazaña de un joven que, viendo que el río arrastraba un niño compañero de juegos, a punto de ahogarse, debido a que nadie se arriesgaba a salvar a aquel niño, se aventó a la corriente logrando rescatarlo, llevándolo a la orilla sano y salvo, así era Manuel Aquino Vásquez.
Durante el tiempo que vivió con su padre culminó la educación primaria, iniciando su preparación en mecanografía y clave morse con un telegrafista de mucho prestigio, estos conocimientos le sirvieron para presentarse a sustentar el examen como telegrafista, en la entonces Secretaria de Comunicaciones y Obras Públicas, ubicada en el Distrito Federal, hoy Ciudad de México. Demostrados sus conocimientos, fue contratado y asignado a la capital del Estado de Sonora, a donde llegó, a sus 16 años, acompañado de su madre.
En su desempeño como telegrafista destacó al grado que, durante la gira del presidente de la República Adolfo López Mateos, el Estado Mayor solicitó que fuese él quien transmitiera vía telegráfica, los pormenores de la inauguración de la presa Abelardo L. Rodríguez en Hermosillo, su capacidad para transmitir le había hecho fama, pero se llevaron una inesperada sorpresa al darse cuenta que era apenas un joven y no un adulto como ellos se imaginaban.
Por su desempeño fue propuesto para trasladarse a la Ciudad de México, y formar parte de la primera generación de la Escuela Nacional de Telecomunicaciones.
Manuel fue el mayor de 5 hermanos Juliana, Yolanda, Tirso René, Fernando y Carlos, con su salario procuró apoyar a sus hermanos menores para que pudieran estudiar y lograr un futuro mejor.
Son muchas las anécdotas que contar desde su llegada a Hermosillo, hasta que arribó a Guaymas donde conoció a quien sería la compañera de vida, Guadalupe Fong Buelna, juntos formaron una familia de 4 hijos Manuel Alberto, Jorge René, German David y Carlos Armando.
Su profesión de telegrafista y su afición por la comunicación por radio lo reúne con un grupo de amigos afines, logrando conformar la Comisión Nacional de Emergencia; al mismo tiempo con otro grupo de amigos iniciaron el dispensario médico del Carmen. Participó en la construcción del antiguo edificio de la Cruz Roja Mexicana y en la edificación del templo de San José. Perteneció durante muchos años al Club de Leones y posteriormente al Club Rotario donde recibió el reconocimiento “Paul Harris”, la más alta condecoración que concede el Club a sus socios. Imposible dejar de mencionar el oficio de fotógrafo que ejerció por más de 50 años, que lo llevó a conocer y ser conocido por muchas personas.
Siempre será recordado con las palabras que una persona mencionó durante su velatorio expresando el sentir de los ahí presentes “AQUINO, SIN SER DE EMPALME HIZO MUCHO MAS POR EMPALME QUE LOS QUE NACIMOS AQUÍ”.