18 Enero 2023 Escrito por  Armando Fuentes/Catón AGENCIA REFORMA

De política y cosas peores

CIUDAD DE MÉXICO.- ¿Qué se puede decir de dos hombres que tienen relaciones de fornicio con una sola mujer? De la mujer no se puede decir nada, por aquello del empoderamiento femenino, pero a los hombres se les puede motejar con muchos y variados adjetivos.

En esa situación irregular se hallaban don Procacio y don Salazo, socios en la empresa PS y Co. Ambos salían con su linda asistente Rosibel. (Eso de "salían" es eufemismo, pues lo que hacían era precisamente lo contrario). Tomaban turnos: un fin de semana con uno; el siguiente con el otro. Mas no se equivocaba la sentencia popular: de los besos y abracijos nacen hijos. A resultas de esos encuentros semanales, y de la falta de precauciones (el Metro no es caso único), Rosibel quedó in the family way, como dicen los americanos, o sea embarazada, y a los nueve meses dio a luz. Don Procacio, pesaroso y cariacontecido, le dio la noticia a su socio: "Rosibel tuvo gemelitos. Desgraciadamente el mío no se logró". Cosa difícil es evadir la responsabilidad que a cada uno le toca. La UNAM es mi alma mater (una de ellas). Mis cuatro lectores no me lo creerán, pero cursé estudios en tres de sus facultades: la de Derecho, la de Ciencias Políticas y Sociales, y la de Filosofía y Letras. Guardo perpetua memoria de insignes maestros a cuyas aulas acudí. Ignacio Burgoa, Andrés Serra Rojas, Ernesto Gutiérrez y González en la de Derecho; Luis R. Cuéllar y Luis Recasens Siches en la de Ciencias Políticas, entonces todavía en Mascarones; Pablo Martínez del Río, Eusebio Castro, María del Carmen Millán, Demetrio Frangos, Margarita Quijano, Rafael Salinas, en la de Filosofía y Letras. Ellos entre otros muchos catedráticos de mérito. Por eso me duele ver ahora en entredicho a la máxima Casa de Estudios por una causa mínima: el evidente fraude académico en que incurrió Yasmín Esquivel, actual ministra de la Suprema Corte de Justicia, quien debería hacer dimisión de su cargo por el bien de México, de ese órgano judicial, de la UNAM y del Presidente que la ha impulsado y protegido. Cuente la señora con que no se quedará sin chamba: a "la pobre abogada" se le puede dar una embajada, o en última instancia archivarla, como se hizo en otro bochornoso caso, el de Pedro Salmerón Sanginés. Amo a la Universidad, y pienso que el doctor Graue ha sido un buen rector. No puede, sin embargo, lavarse las manos en esta cuestión. De la UNAM se espera la decisión final acerca de la validez o invalidez del título de la ministra que, según todas las evidencias, plagió la tesis con la que obtuvo la licenciatura. No caben aquí argumentos legaloides ni preocupaciones de política. Si el rector evade la responsabilidad que en el asunto le compete incurrirá en el más grave error de su administración, y se le recordará por esta omisión más que por cualquier cosa que haya hecho al frente de la rectoría. No puede aparecer como cómplice de la 4T en un flagrante episodio de impunidad, ni rendirse ante el poder presidencial y solapar una acción con todos los visos de corrupta. El espíritu universitario, que es espíritu de verdad, de bien, de dignidad, no debe callar en este caso. Ese silencio atentaría contra el prestigio de la Universidad, y la avergonzaría. Manida es la expresión, pero hay que decir que el rector tiene la palabra. Me temo que en la anterior perorata he asumido el pedantesco tono del dómine de férula y palmeta. Mea culpa. Yo estoy para ser corregido, no para corregir. Si alguien en su conciencia lleva un adarme como de apotecario o farmacéutico, yo en la mía cargo un yunque como de herrador. Pero lo dicho dicho está. FIN.

MIRADOR
Por Armando Fuentes Aguirre
De vez en cuando aparece un espectro en la casona del Potrero de Ábrego.
Es el de un hombre entrado en años ya, canoso, cargado de espaldas y de lento caminar. Recorre uno por uno los aposentos de la casa; se detiene antes los retratos de sus antepasados y los observa como si le doliera la contemplación. Acaricia la madera de los antiguas muebles: la cama donde el amor de sus padres le dio vida; el ropero de la madre de su esposa; el baúl de su abuela, oloroso aún a membrillo y a perón, aromáticos frutos que se ponían entre las ropas para perfumarlas.
Luego el espectro se encamina al ventanal del fondo y pone la vista en las alturas. Ahí mira las estrellas de Orión, que conoce desde niño, y ve el camino de Santiago, donde tiene memorias de pasados tiempos. Después se pone ante la estampa de Nuestra Señora de la Luz y ahí permanece largo tiempo.
Cuando el primer lampo del día aparece sobre los picos de Las Ánimas el espectro desaparece en la alcoba del fondo.
Los fantasmas que habitan en la casa dicen que ese espectro soy yo.
¡Hasta mañana!...

MANGANITAS
Por AFA
". Habrá carestía en todo el mundo, según el New York Times.".
Para mí no es novedad
lo que ese diario decía:
la mentada carestía
ya comenzó en mi ciudad.

 

NOTA
La opinión del autor no es responsabilidad de esta Casa Editorial.

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