En ese sentido las autoridades deben enfocarse en dos vertientes, una relacionada con ampliar las bondades del proyecto no solo para comerciantes y usuarios comunes de la vialidad sino para visitantes que buscan lugares atractivos y los encuentran en el centro histórico que tiene como acceso directo la rúa en construcción para lo cual se tendría que promover el área con todo su potencial cuando se concluyan los trabajos.
La contratación de mano de obra local e incluso de civiles en tareas de control vial tan necesarias en los meses próximos pudiera ser opción para involucrar más a la población en la inversión millonaria que realiza el gobierno de Sonora.
Por otra parte, está el costo y es ahí donde la autoridad debe procurar reducir los inconvenientes por las calles cerradas y los cambios durante el proceso de pavimentación que será largo.
Tienen que partir de una campaña permanente de difusión de las estrategias diseñadas con anticipación a fin de lograr que la población conozca los pasos y los ajustes en temas que van desde el estacionamiento, los sentidos de la circulación, las áreas cerradas y las recomendaciones para evitar incidentes.
Si logran cumplir con puntualidad los dos retos, será más apreciado el proyecto que va a representar importante avance en infraestructura urbana.
Lo demás será cuestión de paciencia para la comunidad que habrá de colaborar con las decisiones inmediatas y comprender que el progreso cuesta, pero vale la pena cuando se trata de una obra necesaria para el crecimiento de Guaymas como puerto de altura.