02 Marzo 2023 Escrito por  Armando Fuentes/Catón AGENCIA REFORMA

De política y cosas peores

CIUDAD DE MÉXICO.- Don Cucurulo, señor de muchos años, tenía trato con Mesalinia, joven mujer de buenas prendas físicas. Le dijo: "Sé que soy viejo, chaparro, gordo, calvo, y además tonto y antipático". "No me importa, Cucú -lo tranquilizó ella-.

Te quiero tal como eres. Millonario". Después de una breve visita de seis meses la suegra de Capronio se disponía a regresar a su casa. Él se veía apesarado. Le preguntó su esposa: "¿Estás triste porque mamá se va mañana?". "Sí -respondió Capronio-. Yo pensé que se iba hoy". La relación de nuestro país con dos naciones, Perú y los Estados Unidos, se halla en tensión. Perú es nación hermana. Con ella nos unen vínculos de idioma, religión e historia. Por eso el desencuentro con el pueblo peruano me entristece. Los Estados Unidos es nación vecina. Tenemos con ella el trato que deriva de la cercanía geográfica: problemas comunes -la migración, principalmente- e intereses económicos de consideración. Me preocupa entonces cualquier problema con ese vecino. En ambos países la figura del presidente de México es hoy por hoy objeto de reproches y de burlas. La verdad es que AMLO se ha ganado a pulso unos y otras. Su caudalosa palabrería -los peruanos le dicen "López Hablador"- anula toda razón. Al tiempo que reprueba la injerencia de Norteamérica en nuestros asuntos se mete abiertamente en los de Perú. Invoca nuestra soberanía y atenta contra la ajena. Hay la impresión de que los colaboradores del tabasqueño le tienen miedo; que no se atreven a señalarle los riesgos de sus declaraciones, producidas las más de ellas al calor de la improvisación, ni a hacerle recomendaciones que miren al bien de la nación y eviten confrontaciones innecesarias con otras. Esa tarea le corresponde, sobre todo, a Marcelo Ebrard, pero el canciller se ve más ocupado en su futuro político que en sus tareas diplomáticas. Nuestras relaciones internacionales parecen andar al garete; se ha perdido el prestigio que en otro tiempo gozó México en ese importante campo. Deseo de todo corazón el restablecimiento de las relaciones normales ente Perú y nuestro país. Amo a ese pueblo, por muchos conceptos digno de admiración, y lamento que el dogmatismo del presidente López haya llevado al deplorable extremo en que nuestras relaciones con los peruanos se hallan. Por lo que hace a los Estados Unidos tengo la confianza de que el caudillo de la 4T moderará sus expresiones. Sobradamente sabe que no nos conviene indisponernos con el Tío Sam, quien ni siquiera necesitaría de un manotazo, sino a lo más de un garnucho, para meternos al orden y recordarnos que sin su buena voluntad quizá no podríamos hacer las tres comidas diarias, así de grande es nuestra dependencia de la nación vecina. Ojalá López Obrador pensara un poco más y hablara un poco menos. Y ojalá las naciones extranjeras no le hicieran tanto caso. Don Cucoldo regresó a su casa y sorprendió a su mujer en brazos de un desconocido. Desconocido para él, pues la señora mostraba tener familiaridad con el sujeto: lo llamaba "papacito", "negro santo" y "cochototas". Hecho una furia le gritó don Cucoldo al individuo: "¡Largo de aquí, bergante! ¡Fuera de mi casa, canalla, infame, bellaco, bribonazo, ruin!". "Ay Cucoldo -intervino en ese punto la señora-. Ten un poco de consideración. Está lloviendo mucho. Por lo menos préstale tu paraguas". El explorador iba con su esposa y su guapa hija por la selva. De pronto apareció un enorme gorila que tomó en sus membrudos brazos a la chica y desapareció con ella en la espesura. "¡Qué barbaridad!" -se consternó la señora-. Esperemos al menos que sus intenciones sean honestas". FIN.

MIRADOR
Por Armando Fuentes Aguirre
A los 60 años de su edad John Dee ese prendó de una cortesana. La mujer lo enredó en sus embelecos, y se aprovechó de la inexperiencia del filósofo para ponerlo a sus pies.
Los amigos de Dee se afligieron. Aquel hombre que sólo vivía para el conocimiento estaba ahora desconocido. Olvidado de sus libros, de sus instrumentos musicales, de sus aparatos astronómicos, se bebía los vientos por la mujerzuela, que además hacía irrisión de él y lo menospreciaba.
El sabio, ya sin su sabiduría, le entregó todo el dinero que guardaba para su vejez, y a cambio de él la mala hembra le dio una sola noche. Después le cerró la puerta de su casa. Cuando Dee, llorando, le suplicaba que lo recibiera, ella hacía que sus criados le dieran de palos.
Triste, avergonzado, el filósofo se fue de la ciudad. Sus amigos no han vuelto a saber de él. Alguien lo vio a la puerta de un convento esperando el mendrugo que se daba a los mendigos.
John Dee ya no tiene lugar fijo. Va por los caminos sin ir a ninguna parte. A veces dice el nombre de una mujer. Sonríe entonces.
¡Hasta mañana!...

MANGANITAS
Por AFA
". López-Gatell reaparece.".
Según mi leal entender,
lo mejor que hacer podría
ese médico sería
ya jamás aparecer.

 

NOTA
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