Así ha sido en las últimas semanas en una de las zonas comerciales más importantes de la ciudad que viene arrastrando la falta de agua por períodos prolongados de tiempo desde el año pasado por razones diversas que van desde rupturas en el acueducto, fallas en red de la parte alta del centro y ahora los trabajos de pavimentación.
Por pretexto no para la CEA, pero este año la situación es más grave en el centro y resto de Guaymas por los constantes problemas que impactan ya todos los sectores no solo al sur como tradicionalmente ha pasado y así es como se va a recibir la temporada de calor, con desabasto generalizado y sin un plan de acción.
El desorden se eleva con los cambios al interior del área administrativa luego de la baja de José Luis Jardines, en Guaymas ya renunció Cristina Navarro, quien fuera jefa del Departamento Técnico, y al administrador Ricardo Montoya ya le avisaron extraoficialmente su salida, solo falta formalizarla en las próximas semanas cuando se conocerá al sucesor o sucesora.
Quien llegue va a encontrar una dependencia devastada, casi fuera de operaciones, con una plantilla laboral desgastada e inconforme, sindicatos difíciles, deudas y miles de usuarios molestos y lastimados por el desabasto. Y así los nuevos directivos tendrán que intentan resolver problemas; mientras en Empalme sigue operaciones la desalinizadora, con costo de mil millones de pesos, producción de volumen importante de agua cuyo destino se desconoce en los dos municipios que padecen las deficiencias de una paraestatal pobre con una planta de ricos.