Un adolescente perdió el control de un vehículo de los llamados “réiser” para provocar lesiones en dos menores de 13 y 14 años, una de las cuales está grave en Hermosillo.

El responsable está detenido mientras que las hermanas siguen hospitalizadas para preocupación de su familia en una desgracia que no es un problema generacional y evoca otros accidentes en los que jóvenes han perdido la vida y resultado con lesiones graves.

En 1993 un menor de 15 años volcó en una cuatrimoto cuando circulaba por el bulevar Luis Encinas, a la altura de Villas de Miramar, y murió horas después del lamentable incidente, algo parecido ocurrió en 1997 cuando una joven universitaria salió del camino y chocó camionera para perder la vida en el instante.

Ya en este milenio un grupo de jóvenes cuyas edades no rebasaban los 20 años viajaba hacia San Carlos y el conductor se impactó contra otro vehículo en el bulevar escénico.

Ahí murieron cuatro personas y en 2009 un joven que jugaba arrancones provocó choque con saldo de un niño y dos adultos fallecidos. Y así a lo largo de la historia ha habido accidentes trágicos en los que jóvenes de generaciones distintas pierden la vida y sacuden a la sociedad que de pronto se llena de recriminaciones hacia los padres o el gobierno mismo por no hacer cumplir reglas de vialidad. Hay una realidad, ayer y hoy, la adolescencia y la juventud es inconsciente por condición, no piensa en la muerte como algo posible ni sabe de fatalidad porque no ha vivido por eso satanizar a las nuevas generaciones es lo último que se debe hacer para protegerlos.

Aquí cabe fortalecer la educación en casa y las medidas de prevención en las calles para reducir los riesgos en general y en lo particular en los lugares que suelen frecuentar los jóvenes. Lo más importante es que en cada hogar se pueda inculcar valores y que papás estén atentos a las acciones de sus hijos por su propio bien. Viene el período vacacional de primavera, luego las graduaciones, son tiempos de diversión, de actividades de jóvenes y conviene tomar el accidente reciente de San Carlos como lección para trabajar más en la seguridad desde el gobierno y desde el seno de cada familia para poder dar seguridad a las nuevas generaciones.