En toda la ciudad se resienten los problemas de falta de agua o de fugas de drenaje, tanto que no hay una sola persona del puerto que no padezca del mal trabajo en la dependencia estatal, por tener un derrame cerca de su casa, en su trabajo, escuela o plazas públicas porque el desastre es ya generalizado que ni siquiera se nota las pocas reparaciones que iniciaron la semana pasada.
Y en la grave problemática no cabe culpar al pasado después de un año de gestión, con dos administradores, dos directores del departamento técnico, dos encargados del programa de distribución y un montón de cambios en la estructura laboral.
Aquí lo que se sufre es consecuencia del recorte en el subsidio para las oficinas de Guaymas y Empalme, de la falta de presupuesto, de material y de apoyo, aunque se diga que hay inversión para esta parte del Estado. Y además de la necesidad de recursos en la CEA hay otro problema que indigna más a usuarios y es la falta de atención de directivos, no hablan, no se ven, no se sabe lo que hacen salvo en comunicados de prensa.
El administrador, Ricardo Montoya; la directora técnica, Cristina Navarro; y el responsable del tandeo, Alejandro Olea tienen que dar la cara, enfrentar los problemas, acudir a las colonias, a los bloqueos porque si se quedan en las oficinas están cobrando de oquis y flaco favor le hacen a quien les dio la oportunidad de servir en el gobierno de la 4T.
Guaymas ya sabe del rezago que encontraron pero si no hay dinero ni jefes que den explicaciones y respuestas, la crisis va a empeorar y llegará la decepción de la gente sobre el proyecto en el que se depositó la confianza y del que todavía se esperan resultados.