En videos, una joven denuncia mortandad de una perra y un gato que habrían llegado al sector y a quienes alimentaban por no tener dueño ni persona que se hiciera cargo de los animales.

Denunció que les dieron alimento con veneno y mostró imágenes del lugar donde se habría colocado la comida ingerida por el can y el felino, lo que les provocaría muerte por intoxicación en un caso que pudiera tipificarse como maltrato animal, delito penal que implica pena de entre uno y seis años de prisión.

Hasta ahora no hay una denuncia ante la Fiscalía, pero la sola publicación del caso es motivo para que la Unidad Investigadora abra carpeta y dé seguimiento a un caso polémico porque nace de un problema de salud pública que se registra en Guaymas y Empalme, se trata de la proliferación de perros y gatos sin hogar.

En el caso de Villas de Miramar los animalitos fueron prácticamente adoptados por los vecinos porque llegaron ahí como decenas de perros abandonados por sus dueños, pero en realidad no tenían un cuidador directo y estaban en la calle.

Con seguridad alguna persona pensó en acabar con la problemática de una manera radical y violenta que alcanza el nivel de delito según el Código Penal, pero que por una parte de la sociedad encuentra justificación por el riesgo a la salud de familias.

Sin debatir sobre un tema que debe ser investigado por autoridades estatales y que causó indignación en colectivos de animalistas, debe hacerse conciencia de la importancia de ser responsables con mascotas para evitar situaciones que pongan en riesgo tanto a la vida humana como la de los perros.

Debe promoverse la esterilización y vacunación de animales de compañía como el único camino para reducir el problema de animales abandonados y que dejen de ser un riesgo a la salud pública.