Desde el nombramiento de un consejo empresarial con poco conocimiento en socorrismo hace ya algunos años se empezó a notar cambios que no contribuyeron a la mejora de atención y operatividad de Cruz Roja.

Primero se nombró a un ex mando policial como administrador con resultados lamentables, después se colocó en la misma posición a una empleada del presidente del consejo y luego a otro colaborador que no tiene libertad de decisiones y es tratado como gerente cuando la institución no es una empresa.

En San Carlos la nueva base pudo ser un buen proyecto, pero también se impuso el amiguismo al nombrar a un ex policía de Caborca conocido de directivos, pero sin experiencia en la materia lo que impidió fortalecer los servicios hasta que fue removido, tras un incidente en el que se admitieron fallas internas.

Ahora, trascendió la posibilidad de que se cambie al administrador Francisco Casillas por una persona cercana a la coordinadora de Socorro, Velvet Ordaz, que tampoco tiene mucha trayectoria en el socorrismo y su cargo es una posición del consejo.

La aspirante a jefa de Cruz Roja es hija de un ex diputado del PRI y de confirmarse la versión, estaríamos hablando que empresarios y políticos ya descaradamente tomaron por asalto la institución para convertirla en agencia de colocaciones con intereses personales sin considerar los principios de respeto, voluntad y vocación.

Los miembros del Consejo olvidan que para pertenecer a Cruz Roja hay que amar la camiseta, tener don de servicio, sensibilidad, capacidad y compromiso con una labor sacrificada que tiene por recompensa satisfacciones personales y el agradecimiento de la ciudadanía que ahora ve como se cae la imagen de la institución que está para salvar vidas no para acomodar amistades.