Su presencia llamó la atención de familias, automovilistas, comerciantes y transeúntes porque hacía tiempo que no se veía a representantes de corporaciones policiales caminar por los bulevares o por las colonias y los soldados eso hicieron en lugares como Las Colinas,

Burócrata y la Popular; además, de protagonizar operativos que arrojaron la detención de varias personas y el aseguramiento de armas. Si bien la sola presencia de los militares no aminoró la violencia, sí hay un impacto positivo en la estadística de delitos patrimoniales con una notoria reducción en reportes de robos a casas y eso es normal por lógica: ante la presencia de las autoridades se genera la ausencia de los ladrones.

El problema de la Sedena es que su operación en Guaymas es temporal y breve, no alcanzan a cuadrar una estrategia cuando se ordena el cambio de los grupos asignados a esta zona para otra área y se dejan de ver operativos como los que se llevaron a cabo desde el fin de semana pasado y así, sin constancia, será difícil mantener las riendas de una estrategia que puede ser eficaz si se da seguimiento puntual a las acciones en las calles.

Por el bien de Guaymas y los resultados del trabajo del gobierno, tanto la Sedena como las otras instituciones involucradas en la estrategia de seguridad tendrían que dar continuidad permanente al trabajo que realizan y no retirarse de las calles ni de las colonias para garantizar la recuperación de la paz que tanto se anhela en la ciudad.