Apenas la semana pasada se conocieron los ajustes en la administración y coordinaciones y ya se habla de más cambios que se darán seguramente antes del operativo decembrino.
Al día de hoy, Velvet Ordaz es coordinadora de Socorro; mientras que José Carlos Aguilar funge como subcoordinador en la misma área, con miras a escalar a la primera posición por tener más experiencia que la mujer recomendada por algunos miembros del consejo directivo.
En esta ocasión sostuvieron a Ordaz en el área operativo para guardar las apariencias y no admitir que las criticas llevan algo de razón cuando se señala que el influyentismo lastima la labor de la institución.
Pero los cambios están planeados y se proyecta a José Carlos como nuevo coordinador, en un cambio que sería más de lo mismo para Cruz Roja porque se trata de figuras que a lo mejor tienen experiencia, pero son parte de un grupo que no debe estar en el mando debido a los múltiples problemas registrados al interior de la delegación en la etapa de Efraín Godínez.
Por otra parte, Velvet seguiría en la estructura de la institución como encargada de capacitación y Érika León en la administración, así que los movimientos no son otra cosa que simulación para que se diga que hay interés de mejorar cuando los verdaderos voluntarios y socorristas de vocación están relegados.
Sí, por increíble que parezca la Cruz Roja de Guaymas es la única en todo el país que se da el lujo de rechazar a gente con experiencia, con resultados comprobados y don de servicio a la que mantienen en la banca porque no les conviene gente que sí sepa trabajar y no coincida con los intereses de un grupo que ha pulverizado el espíritu de servicio de la llamada benemérita institución.
Y eso pasa porque algunos miembros del consejo directivo se sienten dueños de la delegación, la ven como empresa y toman decisiones sin pensar en la gente que es la más afectada por la grave crisis de autoridad dentro de la agrupación cuyo único interés es salvar vidas.
Y como al delegado estatal Carlos Freaner no le importa Guaymas, parece que por lo pronto la Cruz Roja está condenada a ser refugio de gente sin vocación que quiere el poder para sus propios intereses y se olvida de la nobleza del servicio de atención a emergencias.