En el siglo pasado la inversión en materia de salud fue gestión exitosa porque el seguro de la calle Diez era nuevo, contaba con equipo sofisticado para la época y personal suficiente para dar atención a un padrón que no rebasaba los diez mil derechohabientes.

Para la década de los ochenta cuando el edificio cumplió treinta años ya se hablaba de la necesidad de una remodelación con ampliación de la plantilla laboral y a finales del siglo veinte el hospital sufrió el primer colapso en línea de drenaje.

Ya en este milenio, Vicente Fox ofreció mejorar la infraestructura de salud, pero para Guaymas solo llegó una reparación mínima al igual que en el sexenio de Felipe Calderón.

Con Enrique Peña Nieto se anunció una magna obra de modernización del seguro y lo que se hizo fue una remodelación en la fachada además de algunos trabajos de rehabilitación, no hubo ampliación, no hubo renovación de equipo ni contratación de más personal, de hecho la parte más vulnerable del Instituto es precisamente el recurso humano porque desde su apertura en el hospital solo se ha incrementado el número de trabajadores en un 30 por ciento cuando el padrón de derechohabientes creció un 250 por ciento.

Así llega el proyecto de construcción de un hospital de especialidades que desde hace casi cinco años está dentro del presupuesto federal y nomás no se logra consolidar, primero porque faltaba terreno y luego por trámites burocráticos. Al parecer será el próximo año cuando la obra de inicio para responder a una vieja y justa demanda de calidad en el servicio, pero también para atender a la necesidad del personal médico que a pesar de las deficiencias ha luchado por salvar vidas durante casi setenta años.