Contra los principios de la 4T, en este ejercicio al igual que siempre se aprobó el pago de una remuneración equivalente a aguinaldo con un estimado de 45 días de dieta, más la quincena y los bonos de gestión social y combustible que se distribuyen mes a mes entre las y los llamados representantes populares.
Eso va en contra de la Ley que no considera al regidor como un trabajador por tanto no tiene derecho a sueldo ni prestaciones, solo debiera recibir una dieta como retribución de su labor a favor del pueblo que los eligió y resulta que no solo cobran como funcionarios de primer nivel sino que hay que pagarles la ayuda social que dan, la gasolina que se gastan para ir una o dos veces a sesiones de Cabildo, hay que cubrirles asesorías y viáticos cuando salen de la ciudad sin justificar sus gestiones.
Y de pilón se autorizan un aguinaldo que no merecen porque para empezar ni siquiera trabajan dignamente en el pleno con propuestas o con un análisis certero, algunos ni han hablado durante más de un año de labor edilicia, pero eso sí, se preparan para recibir sus bonos de fin de año.
Por esos privilegios del poder es que se votó por Morena para terminar con gastos innecesarios, pero lamentablemente a la hora de aprobarse sus propios lujos no hay un solo regidor del partido que sea, que haga conciencia y rechace dinero del pueblo que no desquita ni merece.
Por eso ya tendría que pensarse en una reforma de Ley para poner candados en los presupuestos anuales a fin de que los miembros del Ayuntamiento no puedan autorizarse ese tipo de remuneraciones ni lujos como el combustible o bonos porque salen muy caros y con algunas honrosas excepciones, no le aportan beneficio alguno a la comunidad.