Está claro que la proliferación de perros en las calles es culpa de personas sin conciencia que abandonan a sus mascotas como evidente resulta la mala aplicación de la Ley contra el Maltrato Animal en esos casos donde tendría que haber multas y buen resguardo de canes y gatos para controlar su reproducción, amén de darles vida digna.

Pero por un criterio incorrecto de la protección animal tenemos que ni las asociaciones defensoras de perros, ni el gobierno se ha ocupado de atender una problemática que ha alcanzado niveles preocupantes con personas lesionadas por mordeduras, casos de rickettsia en los que lamentablemente los afectados suelen ser infantes.

Christofer de 11 años es la víctima más reciente, a él lo mordió un pitbull, por lo que tuvo que ser hospitalizado mientras la policía intentaba en vano de aplicar la Ley con la resistencia de la dueña del animal.

Es hora que no hay justicia para el niño salvo en el rubro de la salud donde el área de epidemiología del Hospital General dispuso del protocolo contra la rabia para mantenerlo en monitoreo por varios días, pero también se ha batallado para hacer lo propio con el canino porque su familia humana se niega y eso ya es demasiado.

Cierto es que la protección animal es una evolución de toda sociedad, pero igual de importante es la salud de la población y por defender a perros no puede pasarse por alto la seguridad de niños y ancianos pues a final de cuentas existen personas irresponsables que descuidan, que abandonan a sus mascotas sin recibir castigo.

Como siempre en este pueblo lo que falta es una correcta y oportuna participación de las autoridades a través del Centro Municipal Canino que tiene atribuciones para intervenir directamente en casos de agresión animal.

Porque mientras no haya sanciones para dueños de mascotas que los dejan en la vía pública, las calles de Guaymas seguirán llenas de canes cuya reproducción es riesgo directo a la salud.