Desde la década de los noventa, concesionarios adaptaron rutas en un proyecto de crecimiento que fue la última inversión que se recuerde en ese rubro.
Casi treinta años después de aquellos camiones nuevos no queda nada, ni tampoco de las rutas que poco a poco se fueron reduciendo para condenar a gente de trabajo a caminar kilómetros para llegar a su destino.
La justificación de algunos concesionarios es que no es negocio y tal vez tengan razón, pero eso no es culpa de nadie más que de ellos mismos que se quedaron atrás de la modernidad, acumularon deuda con impacto directo en el servicio, ya que se retiraron de operaciones sin pensar en la población ni en sus obligaciones legales.
Este año, la Dirección General del Transporte comenzó un programa de reordenamiento, en el cual cada permisionario tenía plazo para regularizar su situación con marcado énfasis en quienes dejaron de prestar servicio por incosteable, de tal suerte que al vencer el término impuesto por el gobierno, once concesionarios no alcanzaron a cumplir con los requerimientos ni pudieron volver a realizar los recorridos en colonias, por lo que se ha anticipado un procedimiento para retirarles autorización en enero.
Según las autoridades la requisa permitirá que transportistas con capacidad económica retomen las rutas urbanas para imprimirle dinamismo al servicio, pero los concesionarios aludidos buscan al menos recuperar la inversión que hicieron en su momento y la única forma que tienen para hacerlo es vender concesiones a gente de la localidad para que pueda haber garantías de beneficio directo a la economía de Empalme o de lo contrario pudiera llegar inversión foránea para tener el control del transporte.
Lo que se decida, debe representar un cambio positivo en un rubro olvidado en la Ciudad Jardín que, gracias a la iniciativa del Gobierno Estatal, puede mejorar la prestación del servicio como lo demanda la ciudadanía empalmense.