El pueblo decidió apostarle al denominado proyecto de Nación encabezado por Andrés Manuel López Obrador para apoyar la propuesta de izquierda de Alfonso Durazo que llegó al poder Ejecutivo estatal como uno de los mandatarios más poderosos del país.
Al gobernador lo apoya el presidente de la República, tiene el respaldo del Congreso de la Unión y de la cámara local de legisladoras con una mayoría cómoda y equilibrada, además de gozar del respeto de secretarios de Estado por haber sido parte del gabinete en Seguridad Pública.
Durazo se ganó el respeto de la oposición, al construir una agenda inteligente basada en la cuarta transformación pero sin ser radical, de ahí su buena relación con el sector empresarial a la vez que se gana el apoyo de la población vulnerable en un balance de fuerzas que lo convierte en un mandatario justo hasta esta etapa del sexenio.
Llegó para generar cambios en seguridad pública, en la educación y en salud con un programa de trabajo apegado al gobierno federal que es finalmente su pilar, su fortaleza y a quien le debe lealtad, aparte de que las y los sonorenses votaron por él por sus semejanzas con AMLO y los beneficios que esa buena relación pudiera traer para la entidad.
Este primer año, el gobernador logró avanzar en su agenda de reformas con un cien por ciento de iniciativas aprobadas en temas que van a significar cambios importantes en la estructura de la administración estatal para consolidar más cambios ya notables en obras y servicios en el segundo año.
Y a punto de cumplirse los primeros 365 días de gestión, si hay algo que destacar de este periodo es que Alfonso Durazo pudo realizar una transición sin generar inestabilidad, sin confrontación ni división, con sensibilidad y apegado a derecho para ser cabeza del primer gobierno de izquierda que promueve una transformación civilizada.
Claro que dentro de esos avances, el jefe del Ejecutivo sonorense tiene grandes desafíos, la seguridad es el gran tema y otros relacionados con servicios como el transporte, retos que representan la oportunidad de reafirmar capacidad con una nueva forma de administrar los recursos del pueblo, más austeridad y la transparencia que es parte de los cimientos del proyecto de la esperanza y del cambio.