29 Septiembre 2022 Escrito por  Armando Fuentes/Catón AGENCIA REFORMA

De política y cosas peores

CIUDAD DE MÉXICO.- "Acúsome, padre, de que le hice el amor a doña Telera, la esposa del panadero". Ese pecado le confesó Afrodisio Pitongo, hombre libidinoso, al padre Arsilio. "¿Cómo pudiste hacer eso? -lo reprendió el buen sacerdote-.

Tu culpa es muy grave". "Señor cura -se justificó el lúbrico sujeto-, la panadería se hallaba en penumbra, estábamos solos, y yo no soy capaz de dominar mis eróticos impulsos. Acúsome también de que le hice el amor a doña Redoma, la esposa del boticario". "¡Qué barbaridad! -se escandalizó el párroco-. ¡Eres un gran pecador!". "Padre -trató de defenderse el tal Pitongo-, la rebotica se hallaba en penumbra, estábamos solos, y yo no soy capaz de dominar mis eróticos impulsos". Al oír eso el padre Arsilio se puso en pie rápidamente y le indicó a Afrodisio: "La confesión ha terminado. Vámonos". "¿Cómo? -exclamó Pitongo-. ¿Sin que me dé usted la absolución?". "Así es -confirmó el sacerdote-. Mira: el templo se halla en penumbra; estamos solos, y tú no eres capaz de dominar tus eróticos impulsos". Lo mejor que le podría pasar a este mundo es que Putin no estuviera en él. No cabe duda de que la guerra que desató contra Ucrania es una guerra de agresión que en la misma Rusia ha sido repudiada por su injusticia y su barbarie. Cientos de miles de rusos han huido de su país, sobre todo, los jóvenes que temen ser reclutados para ir a combatir por algo en que no creen y que reprueban, igual que en su tiempo millares de muchachos norteamericanos rechazaron la guerra de Vietnam y se negaron a ir a hacerse matar en ella. Numerosos países han condenado a Putin por esa locura belicista que pone al mundo al borde de una guerra nuclear. Los anacrónicos dogmas que orientan la política de la 4T han evitado que México se manifieste con claridad en contra de ese conflicto. AMLO ha dado la impresión de estar del lado de Putin y de su guerra de ocupación, que pretende disfrazar con encuestas a punta de bayoneta. Otra vez López Obrador nos pone del lado equivocado. Esos errores dañan a México y lo desprestigian en el campo de lo internacional. En política la sujeción a dogmas lleva a cometer grandes desatinos. En esto de la guerra de Ucrania la 4T está cometiendo uno mayúsculo. El novio de Glafira, la hija de don Poseidón, fue a pedir su mano. (La de Glafira, no la de don Poseidón). El papá de la joven le preguntó al pretendiente: "¿Dispone usted de lo necesario para mantener a mi hija?". "Desde luego que sí -respondió el pretendiente-. De otro modo no me habría atrevido a pedir su mano". Quiso saber el vejancón: "¿Cuánto gana usted al mes?". El muchacho le informó el monto de su sueldo. "¡Uh! -se burló don Poseidón-. ¡Con eso no le alcanza ni para comprarle calzones a mi hija!". Replicó el mozalbete: "Con todo respeto, señor: le conozco a Glafira los tres que tiene, y creo que yo le puedo comprar más y mejores". Cuando Pepito regresó de la escuela su papá le preguntó: "¿Qué te enseñó hoy la maestra?". "Nada -contestó el chiquillo-. Traía pantalones". Don Hefestio, el herrero del pueblo, era tartamudo. Puso una pieza de hierro en el fuego, y cuando estuvo al rojo vivo tomó el gran mazo de herrador y le ordenó a su ayudante: "Po-pon en el yu-yunque la pi-pi". "¡Ni madr..es!" -se asustó el muchacho. Don Hefestio, enojado, completó la frase: "¡La pi-pi-eza, pen-pen-dejo!". Motel Kamawa. Habitación número 210. El galán observó que su compañera mantenía en alto un brazo mientras llevaban a cabo el acto que los había llevado ahí. Terminado el trance le preguntó a la chica por qué había hecho eso. Explico ella: "Mi mamá siempre me ha dicho que cuando esté con un hombre no dé mi brazo a torcer". FIN.

MIRADOR
Por Armando Fuentes Aguirre
Todas las noches este niño sueña.
En sus sueños se le aparecen hadas que le concederán cuantos deseos les pida. El niño no pedirá palacios, ni oro o joyas, ni barcos de cristal. Pedirá el carrito de hojalata que vio el otro día en el mercado, o un trenecito de madera como el que tiene el hijo de don Chalo, el tendero del pueblo.
Cuando el niño despierta desaparecen las hadas. ¡Adiós, carrito de hojalata! ¡Trenecito, adiós!
El niño espera con ansiedad que llegue la noche. Su mamá nunca batalla para hacerlo que se vaya a la cama. El niño quiere dormir para volver a soñar. Y sueña otra vez lo mismo, y otra vez se le aparecen las hadas, y de nuevo les pide el trenecito y el carrito.
Pero en eso despierta, y las hadas ya no están.
Crecerá el niño -¡qué desgracia!- y aprenderá que los sueños de los pobres son solamente sueños. ¡Qué desgracia!
¡Hasta mañana!...

MANGANITAS
Por AFA
". Una diputada del PRI se cambió a Morena.".
Cierto crítico sincero
dice que esa emigración
tiene una explicación:
ahí es donde está el dinero.

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